El SAAT es un servicio pionero que “nació por la necesidad de sensiblización sobre las consecuencias de un uso desregulado de las tecnologías y su efecto en la salud, las relaciones y los hábitos de los más jóvenes, como respuesta a una dementada social que se estaba generando en aquellos momentos”, explica a MasVive Mariló Pastor, subdirectora de Infancia y Adolescencia de la Comunidad de Madrid. Desde entonces, asegura, “la realidad nos ha superado”, sobre todo a partir del segundo semestre de 2022, cuando se registró “una explosión de casos”. El año pasado se duplicó el número de intervenciones y se vio la necesidad de expandir el servicio.
La adicción o abuso de la tecnología tiene un importante impacto en los menores. Hay señales de alerta: dificultades en las relaciones sociales con sus iguales, pérdida del interés por los estudios y hacia otras actividades que anteriormente les podían estimular... comienzan a establecer relaciones exclusivamente online y empiezan a tener problemas en la convivencia familiar, baja tolerancia a la frustración, etcétera, explica a MasVive Pedro Coba, coordinador del SAAT.
A esto van unidas situaciones de absentismo escolar, bajada de rendimiento, y también otras señales de alerta, como dificultades ante la retirada de los dispositivos, tendencia al aislamiento, pérdida de amistades… también debe preocupar el tipo de contenidos a los que los menores acceden en Internet.
Es en esas situaciones en las que se interviene desde el SAAT, con un equipo multidisciplinar (trabajadores y educadores sociales y psicólogos). Con los adolescentes la intervención es individualizada, semanal, “contemplando caso a caso y la problemática concreta”, explica Coba. También se realizan sesiones grupales. Tampoco se olvidan de las familias, “parte importante de la intervención, es un pilar fundamental y tienen que estar implicadas para que esto funcione”.
En el SAAT no se atienden casos relacionados con las adicciones al juego (ludopatía) o la adicción a la pornografía, aunque aparezcan transversalmente en algunos de los casos que tratan. Fundamentalmente lo que más encuentran es problemáticas relacionadas con videojuegos, juegos a través de aplicaciones, así como las redes sociales. “Hay un cierto sesgo de género, las chicas parece que usan más las redes sociales y los chicos, los juegos”, explica Coba. “Pero es muy difícil parcelar”.
Como cualquier adicción, la adicción a las tecnologías puede tener un impacto sobre la salud, física y psicológica. Desde malos hábitos posturales, dolor de espalda, lesiones en dedos y manos, dificultades visuales o problemas de alimentación a dificultades para conciliar el sueño o afectaciones en el estado de ánimo. La solución no es alejarse de la tecnología sino “encontrar un equilibrio”, explica Coba.
La buena noticia es que “la esperanza es posible, porque está pasando todos los días, el resultado de éxito es del 80 por ciento, que es espectacular”, asegura Mariló Pastor, y esa es otra de las razones de expandir estos servicios a los municipios. En Torrelodones el Ayuntamiento cederá el uso de un local y la Comunidad de Madrid aportará un profesional psicólogo especializado en adicciones que atenderá en horario de mañana y tarde. La derivación de casos se hará desde centros educativos, sanitarios y de servicios sociales que trabajan con familias y menores, y se atenderán casos de Torrelodones y municipios cercanos, como los pertenecientes a la THAM. Las familias que quieran resolver dudas o hacer alguna consulta pueden contactar con el SAAT en el 912 982 294 o en el correo [email protected].
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