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Reportaje

Un nuevo espacio para correr
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Un nuevo espacio para correr

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Haruki Murakami necesitó las 240 páginas de ‘¿De qué hablo cuando hablo de correr?’ para explicarlo. Muchos corredores apenas necesitan tres o cuatro palabras para resumir la respuesta, que en esencia es siempre la misma: lo hacen para sentirse bien. Es casi imposible transitar por la Avenida de la Dehesa en un horario normal sin cruzarse con un corredor enfrentándose a sus subidas y bajadas con mayor o menor esfuerzo. Lo dicen todos: correr engancha, incluso en un municipio que parece hecho exclusivamente de cuestas como Torrelodones que, dentro de poco, estrena nueva pista de atletismo.

Y no solo la Avenida de la Dehesa. También la Colonia, Peñascales, las vías pecuarias, Los Robles, las pistas de la zona de Los Bomberos. Todo depende de lo que le guste al corredor en cuestión, de las distancias que quiera hacer y cuánto esté dispuesto a machacarse. “Es muy bonito pero muy duro correr por Torrelodones”, confiesa la olímpica Alessandra Aguilar. La atleta, especializada en maratón y campo a través, con tres olimpiadas en su bolsillo y reconocida como una de las mejores maratonianas españolas de todos los tiempos, dice que le gustaría que el municipio fuera “un poco más llano” porque con su orografía, “hacer series o ritmos es mortal”. Aún así, reconoce, ahora que ha sido madre hay días que la única forma que tiene de entrenar es salir a correr por el municipio, pero sus necesidades de entrenamiento hacen “que tenga que evitar correr demasiado por Torre”. “Las bajadas”, sobre todo, afectan a sus rodillas y articulaciones.

Pero, a pesar de todo, “a mí me gusta mucho correr”, dice riéndose, “me lo paso muy bien, me divierto y me gusta la sensación de libertad, de estar contigo mismo, los kilómetros… disfruto. También corro por profesión, pero tengo la suerte de que disfruto mucho”.

La sensación de libertad, el disfrutar del entorno, se repite como un mantra entre los aficionados al atletismo con los que nos encontramos. El concejal de Deportes, Carlos Beltrán, cree que más allá de la orografía, la cosa es que Torrelodones presenta una tipología de municipio que invita a hacer deporte, a salir a correr. “Te pones las zapatillas, sales de casa, y te vas a correr o a dar un paseo por el monte. No tienes por qué coger un coche y desplazarte”.

Al concejal de Actividad Física y Deporte, que profesionalmente se ha dedicado a la divulgación del deporte y la salud, le preguntamos por qué corremos. La respuesta tiene dos vertientes, la física y la, podríamos llamarlo así, antropológica. “Estamos diseñados para caminar, y como nuestra sociedad ahora mismo nos invita a estar sentados o incluso tumbados en un sofá, no caminamos lo suficiente”, relata. Correr, explica, hace que el corazón se ponga en marcha, en apenas 20 minutos empiezas a generar endorfinas, sudas lo suficiente como para que el cuerpo se sienta vivo… “en el momento en que empiezas a hacerlo sin sufrir, sin desgastarte en exceso, es una actividad muy satisfactoria”, concluye. Y eso es algo que te atrapa física y químicamente. “Además engancha porque es un mundo en el que te puedes marcar objetivos desde el primer día”, resume. Y si le preguntas a él, habitual corredor, por qué entrena, la respuesta es tajante. “Para estar bien a los 60 años y poder seguir saliendo a correr”.

La nueva pista de atletismo

Esta conversación la tenemos al pie de la nueva pista de atletismo de Torrelodones, construida entre la avenida de la Dehesa y la calle Mar Rojo y que llevará el nombre del atleta y entrenador de atletismo José Luis Torres Victoria, vecino de la localidad. Hasta ahora, Torrelodones solo ha contado con una recta para la práctica del atletismo, de 90 metros, en el Campo de Fútbol Julián Ariza. Las nuevas instalaciones disponen de un anillo con una cuerda de 200 metros, con cuatro calles, y una quinta calle de entrenamiento, pintada de verde, “con la finalidad de que la gente que viene a rodar, no a hacer series, pueda hacer ese rodaje por fuera”. Además, cuenta con dos fosos de salto, de longitud y triple, para que se pueda entrenar en una dirección u otra en función del viento, un foso para lanzamiento de peso, una zona preparada para hacer salto de altura y un pasillo para salto con pértiga. En el centro además tiene una recta de 8 calles, de 60 metros, con zona de frenada, “para velocidad, entrenar vallas, técnica de carrera, salida de tacos, etcétera”. Una vez recepcionada la obra, se instalarán otros servicios como almacén, aseos y una zona de sombra en la parte arbolada de la parcela, en la que además hay una fuente. También está previsto dotarla de iluminación. Sus primeros usuarios serán los integrantes de la Escuela de Atletismo, que tiene unos 50 alumnos y lista de espera, por lo que “en el momento en que se abra la pista, tenemos la previsión de llegar al centenar de alumnos”. Además, tendrá una tasa semestral o anual para quien quiera utilizarla de forma individual para entrenar. Y esos usuarios tendrán su llave para que puedan llegar, entrar, entrenar y marcharse.

Como la visitamos a pocos días de que las instalaciones abran al público es fácil comprobar -por la de corredores que se acercan a preguntar- la expectación que ha generado entre los atletas locales. De hecho, dos deportistas habituales de las calles de Torrelodones, Rafael Prado y Juan Gil, se acercan enseguida a interesarse por cuándo estará abierta y, de paso, ya que venían corriendo, ser los primeros usuarios en dar un par de vueltas de prueba. Y en advertir de que piensan vigilar con celo que la pista se utilice para entrenamientos y no otras actividades.

A Rafael Prado, al que entrevistamos después de verle hacer una subida espectacular por la Avenida de la Dehesa, le preguntamos por qué corre y la respuesta es sorprendente, pero muy sincera. “No sé explicarlo, porque yo sufro mucho cuando corro. Es la misma sensación que uno tiene cuando da un paseo y luego se siente bien, se sienta en el sofá de casa y dice ‘me he movido’... pero exageradísimo. Cuando eso no te basta, sales a correr, y cuando correr no te basta, sales a correr rápido. A mi edad tendría que estar corriendo más despacio, por salud, pero el cuerpo me pide machacarlo”. Su lugar natural de entrenamiento es la avenida de la Dehesa.

“Conozco a gente que no corría y que cuando les he enseñado a correr, no pueden dejarlo”, explica por su parte Juan Gil, veterano en estas lides y con toda una vida dedicada al atletismo. “Dicen que es el síndrome del corredor. Yo he tenido una hernia y he estado tres meses sin correr y estaba cabreadísimo”, confiesa.

Antes de dejar la pista tendremos aún una visita más, la de Rolando, un vecino de Torrelodones que está preparando unas oposiciones para Policía y pregunta cuándo va a poder utilizar estas instalaciones, para no tener que irse a Collado Villalba a preparar las pruebas físicas. Aunque no solo entrena por obligación, también por afición, porque los fines de semana participa en carreras”, explica. Cuando sale por el municipio, elige las zonas naturales detrás de Canto del Pico, yendo hacia La Berzosa.

Carreras populares

Cuando se elaboró el Plan Rector de Deportes de Torrelodones se estimó que un 20 por ciento de la población local salía a correr de forma espontánea, con diferentes grados de intensidad. Aunque esas cifras, cree Carlos Beltrán, han aumentado en estos años.

En Torrelodones se celebran al año cinco carreras populares: la San Silvestre, la Pedestre Popular, que es la más antigua, dos millas urbanas en las fiestas de julio y agosto y, luego, se intenta encajar en el calendario un evento más que va cambiando de año en año. Y no faltan aficionados para participar, como Beatriz Montero, corredora veterana que ha ganado varias veces.

Beatriz, que ha hecho atletismo “desde pequeña”, entrena con el Club de Atletismo de Las Rozas y después de dejarlo a los 18 años -estuvo hasta en algún campeonato de España- volvió hace diez años. De hecho “la primera vez que me puse de nuevo un dorsal fue en la Pedestre de Torrelodones”. Ha entrenado específicamente para medias maratones, y ha corrido dos maratones, hace dos años el de Sevilla y el año pasado el de Madrid. Cuando no está entrenando en Las Rozas, le gusta hacerlo por Torrelodones. “Me encanta salir de casa con las zapatillas puestas e irme a correr”. Tiene distintos recorridos dependiendo de las distancias, por la Colonia, por el pueblo, va hacia La Navata, Los Robles, la Berzosa… “correr es como una terapia, necesito correr porque me da mucha energía, me permite pensar en un montón de cosas mientras voy corriendo, no llevo música ni nada, me gusta escuchar el entorno, lo que hay alrededor… y a parte para sentirme bien física y mentalmente”.

José Luis Torres, un pionero del atletismo

“El hecho de que José Luis Torres hasta ahora no tuviera una pista a su nombre es un delito”, afirma Carlos Beltrán. La propuesta de dedicarle la pista partió de la Asociación de Estadísticos de Atletismo y es, dice, un homenaje de justicia a este vecino de Torrelodones. “Tenemos olímpicos y olímpicas, pero nadie de su relevancia para el atletismo”.

José Luis Torres Victoria fue atleta durante la década de los años 40 y parte de los 50, el primer participante español en un Europeo al aire libre (Bruselas 1950 en disco), doce veces campeón de España, tres veces plusmarquista español de peso y cinco de disco. Tras competir pasó a entrenar a algunos de los grandes atletas de este país, como Miguel de la Quadra-Salcedo, Ignacio Sola, Pipe Areta o López Amor.

Juan Gil, que además de familiar lejano entrenó con él en su juventud, le califica de “padre de toda la gimnasia, no solo del atletismo” y recuerda historias que le contó de sus inicios. “En aquellos tiempos estudiaba revistas que le traían del extranjero, porque aquí no se conocía el atletismo”, narra, “e iba a campeonatos con la selección de Italia, porque en España no había comité olímpico. Contaba que muchas veces la madre le daba la vuelta al chándal porque no había dinero”. De su talante como entrenador da buena cuenta esta anécdota: “Alfonso Cano, récord de España de salto con pértiga, le dijo que qué le parecía si dejaba los estudios -había sido olímpico en Los Ángeles en 1984- y José Luis le contestó: si dejas los estudios, conmigo no vengas a entrenar, lo primero son los estudios”.

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