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La historia de la cigüeña María, emblema de Las Rozas
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La historia de la cigüeña María, emblema de Las Rozas

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Que Las Rozas tenga en su escudo la silueta de una cigüeña no es simple casualidad. El Ayuntamiento decidió que este ave representara al municipio para recordar los buenos tiempos y la gran experiencia que vivieron los vecinos a finales de los años 50 con la cigüeña María.

Este pájaro paseaba por las calles del pueblo como si de un perro se tratara, acercándose a todos los roceños, que le alimentaban, acariciaban y jugaban con él. Era tan amigable que incluso posaba junto a ellos para hacerse fotografías.

Su bonita y curiosa historia comenzó en 1957, una mañana de verano, cuando Pedro Bravo, que no tenía más de 9 años, jugaba con sus amigos en lo que entonces se conocía como ‘Valle del eco’, en la zona donde en la actualidad está ubicado el Centro Multiusos. Recuerda que, junto a sus cuatro amigos, vieron a la cigüeña “que casi no volaba” y empezaron a correr detrás de ella. “La conseguí alcanzar por las patas y la cogí. Aún era pequeña”, explica.

Los cinco chavales comenzaron entonces a andar, en dirección a lo que ahora es la Plaza de España, cuando uno de los dueños de la fundición que había entre la calles Galicia y de la Fuente les vio y les dijo que se la compraba. “No lo dudamos ni un momento. Nos ofreció 25 pesetas, que por aquel entonces era mucho, y nos lo gastamos en chucherías”, añade.

Desde ese momento, el animal pasó a formar parte de la crónica y los recuerdos de Las Rozas, convirtiéndose en la mascota del municipio. Manolo González, que también trabajaba en la fundición, fue quien se encargó de ella, cuidándola y curándole el ala rota que tenía y que le impedía volar.

“Pensamos que no volaba porque la había tirado su madre del nido que había en lo alto del campanario de la Iglesia de San Miguel. En el taller nos encargamos de curarla. Estaba siempre con nosotros. Cuando ya aprendió a volar, la llamaba y allá donde estuviera volvía. Tenía controladas las horas en las que cerrábamos y nos esperaba a la puerta para entrar a dormir”, explica este vecino. El animal “era como un perrito. Era amigable, iba detrás de nosotros y siempre estaba por allí”, relata.

Unas de las anécdotas más curiosas y que todos los habitantes de aquel entonces recuerdan es ver cómo la cigüeña iba sola paseando por las calles y recorría cada día el mismo camino por los comercios del centro, subiendo las escaleras de las tiendas, en donde en la actualidad está la calle Real, para comer.

“Cada día iba a la carnicería de Juanín y a la pescadería de Fermín para que le echaran de comer. Se recorría todo el pueblo y se arrimaba a los vecinos, pero siempre volvía a la fundición. La llamábamos y allí estaba al momento. La cogimos mucho cariño”, explica Manolo González.

Los trabajadores de la fundición le llegaron a fabricar su propio nido en el interior del local para que estuviera cómoda y durmiera las frías noches de invierno. Para ello colocaron una pila de bidones y “en lo más alto se ponía la cigüeña”. “Dormía bien calentita”, rememora.

Tanto es así, que como en el taller trabajaban con carbón, “la solíamos bañar para dejarla limpia”. “Las primeras veces no le hizo mucha gracia. Pero luego se estaba quieta y no se movía mientras le quitábamos los restos de suciedad de las plumas. Se ponía negra de tanto andar por allí. Cuando ya estaba limpia, la sacábamos a la calle para que se secara. Ella misma se sacudía”, recuerda este vecino que la cuidó.

Respecto a quién o por qué le pusieron el nombre de María, Manolo no lo recuerda. Tan solo sabe que empezaron a llamar así a este ave que cuando llegó a la fundición “no medía más de medio metro” pero que después alcanzó la altura habitual que tienen estas aves, que pueden llegar a tener entre el metro y medio y los dos metros de altura.

La vida de la cigüeña estuvo ligada a Las Rozas “cuatro o cinco años”, hasta que “la encontraron muerta”. “Era invierno. Pensamos que la pilló un coche, en la zona donde está la avenida Doctor Toledo. Nos dio muchísima pena”, lamenta Manolo González.

Escudo, calle y escuela infantil

Además del escudo y de figurar en los documentos por los que se identifica al Ayuntamiento, la cigüeña María es también homenajeada en el municipio por dar nombre a una escuela infantil y a una calle.

En cuanto a la bandera y el escudo locales, fue en julio de 1992 cuando el Pleno aprobó el diseño del mismo. El emblema fue modificado en 2010, siendo el que en la actualidad representa al Consistorio. Se describe así: “un cuartel en el que figura la cigüeña, un segundo que muestra la imagen de una encina arrancada y una tercera imagen de un sol poniente, de oro, sobre ondas de plata y azur”. El escudo va timbrado con la Corona Real Española.

Las imágenes históricas de este artículo han sido cedidas por el Archivo Audiovisual de Las Rozas.

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