Aparcamiento, seguridad, obras, tráfico, limpieza… a los comerciantes de Torrelodones les preocupa dónde aparcarán sus clientes, cómo llegarán hasta sus negocios y la calidad del entorno urbano que les rodea. Allá donde preguntes, la queja es que faltan plazas de aparcamiento. La opinión generalizada es que la zona azul ha sido positiva, donde hay piden más y, donde no, la quieren. En general, recogemos el sentimiento de que con las obras tendrán aceras más anchas y un pueblo más cómodo para caminar, pero falta facilitar que los clientes lleguen a las zonas comerciales para consumir. Recogemos estas demandas y otras referidas a la limpieza, las pintadas o las omnipresentes cacas en las aceras. Eso sí, a la pregunta de si Torrelodones ha mejorado o empeorado en los últimos años una mayoría nos contesta que el pueblo va a mejor. Esto es lo que nos han contado.
Calle Carlos Picabea
En Carlos Picabea se ejecutan actualmente las obras de una nueva plaza peatonal, a las que se han unido las de remodelación de los salones parroquiales. Las quejas van por sectores. Si preguntas en un negocio de hostelería, la fecha de las obras es inconveniente, porque no es agradable sacar la terraza en medio de “arena y escombros”. No se les comunicó el inicio de las obras, nos dicen, y se quejan de que Torrrelodones esté “todo empantanado”, con obras en varias zonas.
Todos detectan como uno de los principales problemas el del aparcamiento. La zona azul está bien pero “ha habido una falta de previsión, no es muy lógico que se ponga y al cabo de un mes o mes y pico se levante todo otra vez”. Y piden que se continúe con esta política porque “Torrelodones no es sólo el centro, es Los Peñascales, Los Robles… y vienen en coche al centro; las aceras están bien, pero la gente tiene que tener dónde aparcar para venir y pasear”. Eso lo oímos mucho durante la elaboración de este reportaje, “por lo que yo sé por mis clientes y por la gente de fuera, aquí no quieren venir; y los locales y los negocios cada vez valen menos”. Otra crítica tiene que ver con los cambios de direcciones en las calles del centro. “Como te equivoques tienes que darle la vuelta a todo el pueblo para volver, muchos de mis clientes se quejan de eso”.
¿Soluciones? La de construir un intercambiador de autobuses en la zona del vertedero con aparcamiento disuasorio es citada por más de un comerciante como una buena idea para solucionar el tema del aparcamiento.
En el lado positivo, escuchamos que “el pueblo se ha dinamizado mucho, las ferias, siempre hay algo en la plaza, la gente se siente más integrada… las actividades dan vidilla y siempre hay cosas, la gente hace cosas por el pueblo, y en eso estamos mejor que hace diez años. Solo hay que ver las terrazas”.
Camino de Valladolid
“Mucha gente que quiere venir a disfrutar de nuestro comercio y nuestra hostelería, la iglesia de la Asunción tiene mucha demanda y está a reventar todos los fines de semana, hay ciertos negocios bastantes potentes que deberían dar imagen a Torrelodones… pero no hay donde aparcar y eso está haciendo que nadie quiera venir a Torrelodones a consumir o hacer vida y se vayan a pueblos como Guadarrama, que tiene un aparcamiento en el centro del pueblo asfaltado”. Este es el resumen de un empresario de esta zona sobre la situación a nivel comercial. Hay una petición que coge fuerza y es la de poner zona azul también en el Camino de Valladolid, vía de entrada a Torrelodones para muchísimos clientes del comercio y en la que es difícil estacionar según la hora del día.
También recogemos otras sugerencias y quejas, como la referida a la seguridad vial en los pasos de peatones. “Yo vi un atropello con resultado de muerte aquí mismo -zona alta del Camino de Valladolid- hace dos años porque los pasos de peatones no están correctamente protegidos”, nos asegura un empresario que, además, pide más limpieza. “Hacemos muchas campañas contra las cacas de los perros y está todo el pueblo lleno de meadas de perro. Yo limpio todos los días las paredes de mi establecimiento”. En otro comercio de la calle nos repiten esta misma demanda. “Habría que darle más caña al tema. Las calles están vergonzosas, en primer lugar por culpa de algunos vecinos, que son unos guarros”
El Zoco
En este enclave comercial del Camino de Valladolid han tenido tradicionalmente algunos problemas de seguridad con los jóvenes que hacían botellón y ensuciaban las instalaciones, “pero ahora está todo mucho más tranquilo”. Hablando de este asunto, surge una reivindicación: alternativas para los jóvenes de Torrelodones, no hay ocio para ellos en el municipio, no hay cines, lugares donde puedan reunirse y pasar el tiempo.
Asimismo, nos hacen una propuesta interesante para incentivar el uso del pequeño comercio: “si el servicio de autobuses estuviera mejor, sería muy beneficioso para los comerciantes, la gente se acostumbraría a utilizar los autobuses, no tiraríamos tanto de los coches y al pequeño comercio del centro del pueblo le vendría muy bien, se podrían desarrollar campañas conjuntas para incentivar el uso del autobús”.
Calle Real
En esta zona céntrica nos comentan que la peatonalización ha sido buena… dependiendo del tipo de negocio. Los de venta al público se quejan de que no les ha ido tan bien, porque la gente estaba acostumbrada a aparcar más o menos en la puerta y han vivido meses de obras. “La hostelería se ha recuperado, pero el comercio lo ha pasado fatal y lo que hemos perdido lo hemos perdido”, nos asegura un empresario. Si preguntas en los establecimientos de hostelería tienen otra visión del asunto. “Aquí no viene nadie porque no se puede aparcar, y en invierno no va a venir nadie. Lo lógico sería que todo el aparcamiento fuera zona azul”, señala un empresario.
En limpieza, el problema son las pintadas. “La calle Real, que tiene que ser un reflejo del pueblo, da muy mala imagen con los cierres de las tiendas pintados. Hay un problema serio”, asegura otro comerciante. ¿La solución? Multas ejemplares y poner a limpiar a los mismos que pintan. También se quejan de grupos de chavales que hacen botellón “y nos pintan las mesas de las terrazas”.
Calle Nueva
Es otra de las zonas de Torrelodones que está de obras, que pillaron por sorpresa a los comerciantes. Pero una vez en comunicación con el Ayuntamiento, “ha ido todo bien”. Al menos, reflexionan, las obras en las aceras no han eliminado plazas de aparcamiento, aunque sí han creado una gran isleta en la que “creemos que van a poner bancos o árboles” y que parece destinada a mejorar el tráfico peatonal hacia la escuela infantil.
Una empresaria lamenta en general la pérdida de aparcamientos en el centro. “Si no favorecen que la gente pueda aparcar, se irán al centro comercial. La movilidad peatonal es estupenda, pero si pudiéramos conjugar las dos cosas....”. Otra pide cuidar la belleza de Torrelodones, “un pueblo más bonito, parques más cuidados… porque tenemos un entorno muy bonito, pero el pueblo se está quedando horroroso”.
José Sánchez Rubio
Los comerciantes de esta calle están que trinan con las obras de remodelación de la calle. No se han ejecutado bien los accesos a los comercios, aseguran algunos; no gusta la ampliación de la acera que se ha hecho al principio de la calle y que, al parecer, es para dar servicio a la parada del autobús, que utilizan muchos menores; se han eliminado plazas de aparcamiento… “estamos todos muy contentos”, concluye una empresaria, que calcula en unas 25 las plazas de aparcamiento que han desaparecido en la zona.
“Las aceras tan grandes y anchas están muy bien en la Gran Vía”, duda otro empresario.“No nos oponemos a que haya mejores aceras pero no tan grandes, esto no es una zona de paseo y antes ya cabían dos coches de niños sin problema, no es normal que quiten tantas plazas de aparcamiento”. Y “parece ser que no van a poner zona azul”.
“Todos los clientes de fuera de Torrelodones los hemos perdido”, nos explica otra empresaria. “Nosotros estamos haciendo las ventas de hace cinco años, un cliente el otro día me dijo ‘porque te quiero mucho, si no no venía a Torrelodones’”, relata, para concluir que “la gente, cuando no haya comercio, no vendrá a pasear”. En cuanto a la actitud con el comercio local, cree que se les ha tratado “con un desinterés absoluto, yo no quiero que nos hagan grandes campañas de publicidad, sólo que se fomente el comercio en Torrelodones, y no se nos cuida, nadie piensa que esto es para comer”.
Calle Los Ángeles
Los empresarios de esta calle crearon hace unos meses una Asociación para hacer frente común ante el cambio de sentido en esta vía. Así que no es extraño escuchar la siguiente valoración: “están abandonando los negocios del pueblo, y nuestra calle con más motivo; la han convertido en un sitio en el que es muy difícil entrar, no nos ponen zona azul…”. Es más, creen que “no hay ningún plan de desarrollo local, para fomentar el comercio en Torrelodones” y piden precisamente eso, que se venda “lo bueno, el comercio especializado que tenemos en Torrelodones”. También piden más indicaciones en las calles porque todavía hay algún despistado que se sigue metiendo en la calle en dirección contraria.
Un empresario asegura que ha mejorado la limpieza desde que protestaron, y otro asegura, pesimista, que “se está buscando reducir al máximo el tráfico rodado en el centro y hacer aparcamientos disuasorios, pero la gran mayoría de nuestros clientes son de fuera del casco urbano, si no pueden circular ni aparcar no van a venir”. Concluye recordando que “una calle, para ser comercial, tiene que ser de paso y esta calle ya no es de paso”.
La Colonia
La Colonia tiene sus particularidades y un sentimiento generalizado que escuchamos tanto en la calle Jesusa Lara como en otros puntos comerciales de este enclave: “la Colonia no existe para el Ayuntamiento”. Aún así, reconocen que la zona azul ha tenido un efecto positivo en una zona en la que los coches que se quedan aparcados todo el día mientras sus propietarios van a Madrid en tren son todo un problema.
“La gente se queja cada uno de como le va y yo no me puedo quejar; la zona azul ha funcionado”, señala un comerciante de Jesusa Lara, para a continuación señalar que, sin embargo, ve como algo negativo que “Torrelodones se esté masificando”. En otra empresa de la misma calle nos aseguran que “está todo en evolución, con los cambios que ha habido de la zona azul y el nuevo supermercado, y de momento bien”, tal vez, dice, porque el suyo es un comercio muy especializado.
Si nos salimos de Jesusa Lara y nos acercamos a uno de los pocos establecimientos que quedan junto a la Estación de tren escuchamos que “la situación ha mejorado un poquito con relación a principios de año”, pero también que “esto ni se aproxima a lo que era antes”. El suyo es un establecimiento muy antiguo y conocido, al que los clientes, asegura, están volviendo. Pero la Colonia se está volviendo un lugar residencial, “la gente no quiere bulla” y los jóvenes ya ni se acercan. En cuanto a limpieza “se nota que ha mejorado” y destaca la rápida respuesta del Ayuntamiento al problema de olores en las alcantarillas que han tenido este verano.
Sin embargo, si subimos un poco más por la carretera de Galapagar escuchamos otra versión: “nos tienen abandonados, no hay nadie” y una queja por la escasez de aparcamientos y las multas a quienes paran con el coche en la puerta de los comercios para hacer una gestión.
Y volvemos a escuchar más críticas al estado de los aparcamientos en la pequeña zona comercial de la esquina de Agapito Martínez con Eduardo Costa. “Aquí el aparcamiento es horroroso y las aceras están imposibles”, nos dicen. “Aquí dejan los coches, se van al tren y hasta las siete o las ocho no se mueven, la zona azul estaría muy bien”, piden. También piden más limpieza, “solo pasan los viernes, todos los días barremos nosotros”, y ver a la Policía para algo más que “poner multas”.
Reacciones
Desde Torrempresarial opinan que “los planes del Ayuntamiento sobre movilidad y Ordenación Urbana han sido participativos y atentos con los intereses de los comercios, pero no terminan de solucionar un gran problema que tenemos con los aparcamientos en el centro”. Para esta Asociación empresarial, la solución pasa por “rehabilitar la zona del punto limpio como un eje de parking disuasorio y potenciar la zona azul” y, ante las protestas de las obras, piden para el futuro “mantener un diálogo directo con pequeñas empresas que se van a ver afectadas por obras”.
Por su parte, desde el Ejecutivo el concejal de Atención al Vecino, Ángel Guirao, dice comprender muchas de las quejas de los empresarios locales y, aunque reconoce el problema del aparcamiento, defiende las gestiones que el Consistorio está realizando para crear dos nuevos estacionamientos, uno junto al Polideportivo, con unas 75 plazas, y otro al final de la calle Rufino Torres, que tendrá unas 200 plazas, mientras se sigue buscando la mejor solución para el aparcamiento de la Estación. En cualquier caso, asegura que como mucho se han perdido un centenar plazas de estacionamiento en el centro.
Sobre la profusión de obras durante el verano, explica que se decidió hacerlas en estas fechas “ porque pensábamos que era cuando menos iban a molestar, porque hay menos gente y menos tráfico”, al tiempo que asegura que, “con ellas acaban de constituirse los ejes centrales que permitirán ir andando cómodamente a la avenida de la Dehesa, al Centro de Mayores, al Polideportivo y a la calle Real; y con esto, las obras de acerado quedarán terminadas y ya no habrá más”.
En cuanto a la zona azul responde a los empresarios de Carlos Picabea que se mantendrá el número total de plazas que había antes de la obra y se analizará su resultado para ampliarlo. No hay planes para cambiar de nuevo el sentido de la calle de Los Ángeles, pero sí que se estudia poner “probablemente”, plazas azules en esta vía, “para fomentar el tránsito”.
Niega que se desatienda al pequeño y mediano comercio. “Creemos mucho en el comercio local, sin él no hay pueblo, no hay vida, necesitamos espacios púbicos con comercio”, concluye.
Fotos no mienten: ¡edición extra!
Durante la elaboración de este reportaje han sido muchos los comerciantes de Torrelodones que nos han ido señalando situaciones curiosas, cuando no directamente absurdas, que se dan en las calles de la localidad.
Farolas en vez de coches
Pasa en la calle Manuel Pardo, donde tomamos la imagen, y en alguna calle más, nos cuentan. Las obras se traducen en aceras más anchas para poder pasar comodidad, pero algunos comerciantes y vecinos se preguntan si era necesario que las farolas se quedaran fuera de la acera y ocupando plazas de aparcamiento, en vez de haber buscado una solución más lógica que no suponga mermar las ya de por sí escasas y preciadas plazas de estacionamiento.
El cruce ¿imposible?
En muchas zonas de Torrelodones los comerciantes se quejan de que la señalización de calles y direcciones deja mucho que desear, y más en varios lugares del centro donde los cambios de dirección de calle han sido recientes. De hecho, haciendo este reportaje recopilamos varios testimonios espontáneos de conductores que, confiesan, se han perdido con el coche buscando la Oficina de Correos de la calle de Los Ángeles. Para compensar tenemos este cruce entre las calles José Sánchez Rubio y Señora Sergia en el que precisamente parece que el problema es el contrario, el exceso de información. Si lo miran detenidamente acaba teniendo lógica, pero si vas con un poco de prisa entendemos que más de uno se quede parado en medio del cruce presa de la confusión y el desconsuelo… ¿y ahora como salgo de aquí?
Cruce maldito: la palmera, el poste y la carrera de obstáculos
Entramos en lo que es un auténtico Triángulo de las Bermudas para los peatones, la confluencia de las calles Agapito Martínez y Eduardo Costa en la Colonia. Las quejas por pinchazos con las afiladas hojas de la palmera que decora la acera son habituales, y los comerciantes de esta zona nos dicen que ya se cansan de pedir al Ayuntamiento que se pode, porque es un peligro para los viandantes. Como lo es también el poste de la luz que hay en la acera de enfrente. De hecho en unos minutos recogemos varias historias de peatones que se han ‘comido’ el poste o los cables de metal que lo anclan a la acera, que parece un recorrido de obstáculos. Eso sin olvidar a los que se saltan la prohibición de aparcar porque la señal de tráfico también ha sido ‘devorada’ por la vegetación. Y ya, si se dan la vuelta se encontrarán con un curioso juego de perspectivas: no hay dos bolardos que estén inclinados en el mismo grado, sufridos testigos de los problemas de estacionamiento de la zona.