Javier dedicó su vida profesional a los documentales y la fotografía de fauna, aunque, como nos contó en alguna ocasión, su afición a los ‘bichos’ le venía de pequeño. Con sus cámaras se recorrió medio mundo y retrató como nadie a todo tipo de animales, desde los más grandes a los más pequeños. Conocía como pocos la Sierra de Guadarrama y especialmente el entorno de Torrelodones y Hoyo de Manzanares.
Siempre acompañado de su fiel Box, su perro, al que llamaba ‘el secretario’, y a bordo de su todoterreno, reconocía que “la de fotógrafo de naturaleza es una profesión que requiere paciencia y en la que no existe el reloj. Te conviertes en una persona con la que no se puede contar”. Pasó innumerables jornadas a solas, quieto, esperando la imagen perfecta, tomando instantáneas que sólo él podía conseguir.
Javier Sánchez-Rubio, que se definía a sí mismo “realista objetivo e irónico, con mucho humor y ‘algo’ de sarcasmo”, era un gran defensor de la fauna autóctona, fuente inagotable de conocimientos y un gran conversador que siempre tenía algo interesante que contar. Desde la Revista MasVive nos queremos sumar a las muestras de condolencia por su fallecimiento y mostrar nuestra tristeza por haber perdido, tan pronto, a un amigo tan especial. Descanse en paz.
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