Josep Coll, nacido en Barcelona en 1924 y fallecido en 1984, está considerado por muchos críticos y especialistas como uno de los mejores dibujantes de historietas del siglo XX en nuestro país, un reconocimiento que también se extiende al ámbito europeo y mundial.
En 1949 se incorporó al TBO, la revista que dio nombre a todos los tebeos, y se convirtió en uno de sus pilares. Allí estuvo hasta 1964, cuando, por motivos económicos, dejó las colaboraciones y regresó a la que había sido su primera profesión, la albañilería. Algunos han visto en este abandono del oficio de historietista que, afortunadamente, no fue total, “uno de los mayores errores editoriales de la España del siglo XX”.
Aunque hace casi 40 años que falleció, sigue siendo reconocido por las nuevas generaciones de dibujantes de cómic. En una encuesta realizada en marzo de 2021 por la revista Rock de Lux entre dibujantes y expertos para elegir los cien mejores tebeos españoles, ocupó el quinto lugar, tras Carlos Giménez, Kim/Altarriba, Ibáñez y Nazario. Es la mejor posición conseguida por un dibujante fallecido cuya obra prácticamente no se publica.
La exposición que se puede ver en Guadarrama quiere acercar al público a este sensacional dibujante y su gran talento como dibujante de historietas. Se puede visitar de lunes a viernes de 16.00 a 21.00 horas.