Antonio Ordóñez explica que uno de esos hallazgos, sorprendente, es la mariposa del almez, la Libythea celtis, que se alimenta de una planta que no se encuentra “ni en Torrelodones ni en los entornos”. No sólo la han avistado una, sino dos veces, lo que viene a confirmar su presencia. “Es una mariposa rarísima en esta zona”, asegura. No es extraño que se hagan avistamientos de mariposas singulares -también cría en Hoyo, aunque es escasa, la mariposa del madroño, la Charaxes Jasius- porque la variedad de estos pequeños lepidópteros en Hoyo es muy grande.
Hablando de avistamientos de especies raras, continúa Ordóñez, se ha podido documentar en tres o cuatro ocasiones el paso de cigüeñas negras (Ciconia Nigra) por Hoyo “donde no anidan”. Son “muy raras de ver” pero también muy llamativas. Si ven a una cigüeña “con los colores cambiados”, háganle una foto, porque estarán ante un avistamiento singular.
También lo son los avistamientos de algunos tipos de lagartos, como el verdinegro, que sólo han observado en las garras de un cernícalo que se lo estaba dando de comer a sus crías. “Entendemos que como no van a cazar muy lejos del nido, ese lagarto está en la zona”. O el eslizón ibérico, un lagarto de pequeño tamaño que se esconde bajo las rocas.
“La Sierra de Hoyo es un corredor ecológico entre el Monte del Pardo y la Sierra de Guadarrama y por aquí pasan infinidad de rapaces, aves migratorias… tenemos hábitats que procuran muchas especies de insectos… tenemos una riqueza biológica enorme, en la que la gente no repara. Vivimos en una zona privilegiada que es la Rampa del Sistema Central dentro de un país con la mayor diversidad biológica de Europa”, resume Ordóñez. Y conocerla, asegura, es empezar a protegerla.
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