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Colegio de Educación Especial Peñalara de Collado Villalba: un lugar lleno de alegría
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Colegio de Educación Especial Peñalara de Collado Villalba: un lugar lleno de alegría

Por Mabel Cazorla
martes 12 de abril de 2022, 19:07h
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“Todos son diferentes. Pero les damos el mismo derecho a volar”. Así resume Mar Muñoz, la directora del Colegio de Educación Especial Peñalara de Collado Villalba, el trabajo que realizan con los 95 alumnos de este centro escolar, de ámbito comarcal, que proporciona una educación pública y de calidad a escolares con diferentes discapacidades cognitivas. Un lugar en el que se respira felicidad y alegría.

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Abierto en 1986, atiende a alumnos de muchas localidades distintas de la Sierra, desde Navacerrada hasta Collado Villalba, con edades comprendidas entre los 3 a los 21 años. “Todos tienen una discapacidad cognitiva con un grado de minusvalía superior al 33 por ciento y luego en muchos casos tienen asociadas alteraciones neurológicas, sensoriales, motrices y algunos tiene TEA (Trastorno del Especto Autista) y problemas de conducta”, explica Muñoz.

El Colegio

La Educación Especial “básicamente consiste en ver qué necesidades tiene cada alumno, y darles una atención educativa totalmente individualizada, siempre partiendo de las exigencias curriculares, pero adaptándolo a las necesidades de cada alumno a nivel de recursos personales, materiales, especiales…”, resume Mar Muñoz.

Para conseguir esos objetivos, la enseñanza se distribuye en tres etapas educativas: Educación Infantil, que va hasta los 6 años; EVO, que va hasta los 16 años y se asemeja a Primaria y ESO; y Transición a la Vida Adulta, en la que, a través de los talleres de jardinería y hogar a los alumnos más mayores se les proporcionan las habilidades básicas para moverse en la etapa adulta, personal y laboralmente, enseñándoles a a ser autónomos en el vestir, gestionar una casa o hacer la compra, trabajar con plantas... Además, hacen salidas a la piscina y a practicar golf adaptado, bádminton y atletismo. También cuenta con un patio con juegos infantiles adaptados y acaba de estrenar una nueva zona de merendero gracias a las gestiones de la Asociación de Madres y Padres con distintas entidades, como la Fundación La Caixa y R5 Energía. También consiguieron los padres, hace unos años, que se ofrecieran los servicios de Los Primeros del Cole, con entrada desde las ocho de la mañana, y actividades extraescolares de fútbol y baloncesto.

El colegio tiene unas ratios muy bajas de entre 3, 5 o como máximo 8 alumnos por aula y cuenta con un servicio de comedor completamente adaptado a las necesidades individuales de los alumnos. “Cada niño tiene su ficha de comedor en la que pone qué tipo de dieta tiene, si es hipocalorica, como es el puré, qué textura tiene que tener, muchos de ellos necesitan que esté a una temperatura adecuada, porque si no rechazan la comida… también si necesita mesas adaptadas o utensilios para comer”.

En cuanto al personal docente, los tutores son todos expertos en pedagogía terapéutica, además de tener especialistas en música, educación física y religión, terapias de audición y lenguaje y fisioterapia. El centro además tiene un Departamento de Orientación y con un gran número de trabajadores laborales que cubren diferentes aspectos del día a día.

Un lugar feliz

Lo primero que llama la atención al entrar al colegio es la alegría, el buen ‘rollo’ que se respira entre sus paredes, decoradas con dibujos y todos los colores del arcoiris. “Intentamos que el colegio esté bonito, por los propios niños y por las familias”, explica la directora del centro. Habla de las familias porque, explica, “en muchos casos, dar el paso de traer a un hijo a un colegio de Educación Especial se ve como el final del camino. Si podemos hacer que el colegio esté bonito y beneficiar ese paso a las familias y que los chicos estén aquí bien, cómo no lo vamos a hacer”. Además, recuerda, “hay muchos alumnos que están acostumbrados a hospitales, visitas médicas… tenemos que hacer que su vida sea lo más bonita posible. Realmente es que los chicos aquí son felices”.

Algo que también reconoce Óscar Jiménez, presidente del AMPA del centro. “Es el primer paso para la felicidad de nuestros hijos, porque aquí se encuentran entre sus iguales, no son discriminados. Hay distintas discapacidades y se relacionan entre ellos, incluso los que tienen problemas de relación acaban relacionándose porque se sienten felices y motivados. Y cuando quitas la ansiedad, la frustración y todas esas emociones negativas, ellos cambian. Mi hijo viene al colegio contento”, explica…

Como padre que ha tenido muy malas experiencias en los centros ordinarios reconoce que llevar a un hijo a un colegio de Educación Especial puede resultar ‘costoso’ a nivel emocional, pero esa opinión cambia pronto. “Yo no quería venir, el desconocimiento me llevaba a pensar que era el último paso. Y es el primero. Quiero que los padres sepan que este es el primer paso de la felicidad de sus hijos”.

Otra cosa que salta a la vista en el Colegio Peñalara es la relación tan estrecha que se establece entre las familias y el equipo del centro y entre éstos y los alumnos,con los que pasan muchos años de su vida. “Llegan a ser nuestros hijos, nuestros peques…”, asegura Mar Muñoz. “Se establece un vínculo muy especial porque es mucho más complicado que consigan esos objetivos que nos proponemos, hay veces que hay un largo camino hasta que lo consiguen, y cuando lo hacen es un triunfo compartido por parte de todos los profesionales del centro y las familias. Son niños que necesitan mucho pero que nos dan más de lo que nosotros les damos a ellos”.

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