No ha sido una obra “fácil”, ha dicho Díaz Ayuso. Desde que se cerró en agosto de 2018 se ha tenido que “lidiar con inclemencias históricas, sanitarias y meteorológicas”. “Pero las habéis superado porque este proyecto merece la pena”, ha sostenido, para agradecer la colaboración institucional con Adif, Metro de Madrid y la Dirección General de Infraestructuras.
Se trata de una parada del suburbano que se encontraba entre las 25 más usadas de la región y que, como ha explicado la presidenta, “acogía a más de 16 millones de viajeros cada año”. En concreto, transitan 44.000 usuarios al día y con la nueva conexión que va a tener con la estación de Cercanías Renfe y Metro en Sol se espera que aumenten en 22.000 diarios más hasta alcanzar los 66.000.
El proyecto se encuentra en su recta final, con la obra civil casi concluida, a falta de los trabajos de revestimientos arquitectónicos, que se están llevando a cabo actualmente, y la incorporación de los nuevos equipamientos. Estos se instalarán en los próximos días y serán los más modernos de la red del suburbano, acorde con el espacio, con una imagen futurista.
Díaz Ayuso también ha comprobado los resultados de la restauración del mural de cerámica presente en el vestíbulo en el que se representa el templete original de acceso a la estación diseñado por Antonio Palacios y cuyos trabajos han finalizado hoy. Se trata de una obra del artista Miguel Durán-Loriga, de 2,12 metros de alto y 6,48 de ancho, con más de medio siglo de vida.
Tras una inversión de 10,7 millones de euros, se ha realizado un cambio radical en la arquitectura de la estación, ya que contará con un eje vertical con conexión de los distintos niveles. Tendrá un primero donde se generará un nuevo vestíbulo que conectará y ampliará el actual, pasando de 900 a 2.000 metros cuadrados.
Dispondrá de un segundo nivel intermedio de paso, donde se creará un pequeño museo con los restos arqueológicos que han aparecido en las excavaciones. En el tercer nivel está la conexión con la línea 5 y una galería para unir la parada de Metro de Gran Vía con la de Renfe Cercanías Sol. De este modo, se mejorará la seguridad de la estación, ya que dispondrá de dos entradas y salidas, y permitirá unir las dos estaciones de forma subterránea.
Templete de la Red de San Luis
Gran Vía es una de las ocho primeras estaciones con las que contó Metro de Madrid en su inauguración en octubre de 1919, a cargo del Rey Alfonso XIII. Su nombre original, en 1919 y 1920, fue el de Red de San Luis, para cambiar después a su nombre actual. No obstante, durante la época franquista recibió el nombre de José Antonio, y recuperó de nuevo el de Gran Vía en 1984.
El elemento más característico que tenía entonces era el templete del arquitecto Antonio Palacios, que sirvió de hito de acceso a la antigua estación de Metro. La remodelación de la estación incluye una réplica en superficie y ya está prácticamente finalizado. Solo queda pendiente la colocación de los vidrios sobre la marquesina metálica que cubre la zona de acceso hacia el ascensor de calle.
Ubicado entre las calles Montera y Gran Vía reproduce de la manera más fiel posible la solución original que Antonio Palacios proyectó para acoger el punto de acceso a la antigua estación y recupera el gran valor simbólico que el tuvo durante los años en los que estuvo en funcionamiento. “Tanto es así que hemos acudido a las canteras de Porriño para traer la misma piedra que usó Palacios en su obra original”, ha explicado Díaz Ayuso.
El templete original se construyó en 1920 y se mantuvo allí hasta llegar al año 1970 cuando se desmanteló para su traslado a Porriño, localidad de origen del arquitecto Antonio Palacios. La reproducción incluye las proporciones del proyecto inicial. La gran marquesina estará construida con vidrio y acero y será completamente translúcida permitiendo la entrada de iluminación a través del hueco del ascensor. “Se ha construido un arco de medio punto rematado con un escudo de la ciudad de Madrid, labrado artesanalmente en piedra”, ha detallado la presidenta.
Palacios también es el autor del logo del rombo que, con algunas variaciones, sigue utilizándose hoy en día en el suburbano. Además, fue el arquitecto del Palacio de Comunicaciones, hoy sede del Ayuntamiento de Madrid, el Hospital de Jornaleros de Maudes, sede de la actual Consejería de Vivienda y Administración Local y el Círculo de Bellas Artes, entre otros.