El Ejecutivo de Torrelodones calcula que el Ayuntamiento se gasta anualmente más de 200.000 euros en reparar los efectos del vandalismo en la localidad. Es la cantidad que resulta de sumar lo que cuestan las reposiciones de mobiliario urbano vandalizado, la limpieza de pintadas y las acciones de concienciación que se emprenden periódicamente y las intervenciones artísticas en espacios urbanos.
“Muchos de los contratos que han tenido que ser incrementados en los últimos años lo han hecho precisamente para reponer el importante deterioro que tiene el mobiliario y el equipamiento urbano como consecuencia del vandalismo”, apuntaba el responsable de Hacienda, Luis Collado, durante la presentación en el Pleno de los Presupuestos para 2017. El responsable de las cuentas públicas advertía de que “debemos ser muy conscientes de que el vandalismo nos cuesta dinero y de que, con los altos niveles de renta per cápita y formación que tenemos en este municipio, cabría esperar unos comportamientos más cívicos”.
No es un problema menor. Hace poco el Ejecutivo recibía una “llamada de urgencia” del responsable de las obras de remodelación del Parque JH, objeto sistemático de actos vandálicos. Finalmente, ha habido que cerrar el parque hasta que finalicen las obras para evitar que todas las noches algunos destrocen lo que se hace durante el día. Tampoco se libran de este tipo de ataques las sendas que recorren las zonas naturales de la localidad, especialmente la de Las Marías que conecta con el antiguo vertedero: piedras, talanqueras y traviesas rotas, ramas atravesadas en el camino… “nos han intentado boicotear el camino muchas veces”. Son unos actos, asegura la alcaldesa de Torrelodones, Elena Biurrun, con un objetivo concreto: “hemos detectado que es porque a algunos no les apetece que se abran al público”.
El problema está en que “el tiempo que la empresa de limpieza tiene que dedicar a limpiar actuaciones relacionadas con el vandalismo es tiempo que estamos quitando de una limpieza más optima en otros sitios, porque hay los operarios que hay, y aunque la empresa cumple su contrato a rajatabla, el tiempo que están los operarios con las brochas o limpiando con agua a presión no lo dedican a otras cosas”, señala. De hecho, en los últimos días de noviembre se ha podido ver a una cuadrilla de trabajadores, contratados a través del INEM, precisamente para reforzar las tareas de limpieza, pintando farolas y bolardos, “dando una vuelta a todo el municipio”.
Arte contra suciedad
El de las pintadas tal vez sea el problema más complejo de afrontar. Cualquier superficie puede ser objeto de una pintada. Por eso, señala la alcaldesa de Torrelodones, se ha apostado por las intervenciones artísticas en los muros más ‘golosos’ para los vándalos del spray y el rotulador. Se ha intervenido en los muros cercanos a la autopista, en la valla que une los colegios frente al Polideportivo, en la Biblioteca y, recientemente, en el interior del paso inferior, recién pintado por SUSO33 quien, además, ha estado dando charlas a los alumnos de 4º de la ESO de Plástica sobre arte urbano. “Si te pones a hacer cuentas de lo que supone al cabo del año limpiar cada vez que amanece pintarrajeado, sale más rentable esta intervención mural, además de apostar por el embellecimiento urbano”.
En esto el Ayuntamiento se acoge a esa ley no escrita que parece existir entre los gratiferos que dice que se respeta lo que ya está pintado y nadie pinta encima. Aunque han tenido un par de casos en los que no ha sido así, en el mural de la Biblioteca y en el mural de Boamistura de los colegios, que ha sido vandalizado… “pero un espacio intervenido se suele respetar”. Son reparaciones menores, señala Biurrun.
Actuación en cierres metálicos
Ahora se va a iniciar otra actuación, en colaboración con La Clave Murales, que quiere llevar esta misma filosofía a los establecimientos privados. Se ha ofrecido a los comercios la posibilidad de que estos jóvenes grafiteros de Torrelodones decoren los cierres metálicos, y en algunos casos parte de la fachada, de sus establecimientos, de forma que cuando estén cerrados no ofrezcan el habitual paisaje de pintadas sino una imagen más colorida y estética del centro. “En principio todos los comercios con los que hemos contactado han querido”, señala la alcaldesa, de una acción que es voluntaria y gratuita para los comercios, a los que se les han planteado varios bocetos para que elijan qué diseño les gusta más. Empiezan por la calle Real, Camino de Valladolid y calle Juan Van Halen y continuarán por La Colonia el próximo año.
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