Todo empezó, explica, con un vecino y su hijo pequeño, que hartos de ver pintadas y rayones en las paredes y portales de la urbanización, decidieron reparar con pintura las tapas vandalizadas. Después le pidieron a ella, que también es vecina de la urbanización, que decorase alguna. “Pinté una y nos la dejaron en paz todas las Navidades, después pinté otra del portal al lado, que también le gustó a los vecinos… y al final me encargaron que pintara las demás”.
Así que poco a poco ha ido decorando las tapas de registro alrededor de toda la urbanización con motivos que reflejan, relata, “la forma en la que se vive en Torrelodones”, su ambiente y también sus gentes. Quiere reflejar así “la vida familiar, los niños en bici, la gente que viene a hacer ejercicio los fines de semana… la vida en el pueblo, donde hay gente de todas las edades, pero también los pájaros de la Sierra”.
La iniciativa ha sido muy bien recibida, asegura Flor, por los vecinos. “La gente es súper amable, me pregunta, me enseñan sus propias obras… todo el proceso ha sido muy fácil”. Y lo mejor de todo es que, de momento, los gamberros están respetando estas obras, que se suman a otras iniciativas de arte urbano que se pueden ver en las calles de Torrelodones.