¿Qué es la transformación digital?
La transformación digital es algo de lo que todo el mundo tiene una opinión, pero cuando preguntas nadie te la define igual. Yo siempre explico que, antes de nada, debemos comprender la diferencia entre transformar y mejorar. Mejorar es hacer que una cosa sea mejor, perfeccionarla. Transformar es hacer las cosas de forma distinta. Y ¡ojo!, según se diseñe esa transformación, se puede mejorar, pero también se puede empeorar. Ya sé que parece algo muy obvio, pero a menudo se nos olvida. Otro aspecto común a las transformaciones es que para hacerlas posible debe existir un elemento de disrupción. En su día esos elementos de disrupción fueron la rueda, el motor de vapor o la electricidad. Gracias a estos, fue posible “una nueva forma de hacer las cosas” (luz sin velas, movimiento gracias a un motor, etc.).
Interesante esto de los elementos de disrupción…
En la actualidad, las tecnologías digitales son uno de los elementos de disrupción más importantes, aunque no el único. Y, cuando lo son es cuando hablamos de transformación digital.
Para explicarlo mejor, te cuento dos ejemplos de transformación digital: Hofmann y Netflix. Netflix transformó la forma en que la gente podía alquilar una película. Anteriormente, la gente iba al videoclub, pagaba y se llevaba la película “física” a casa la cual debería retornar en un periodo limitado de tiempo. Netflix utilizó una tecnología tan extendida y popular como es el Internet para que, sin necesidad de desplazarse, pudiésemos pagar y ver la película que quisiéramos (posteriormente evolucionó el modelo de pago a un modelo de suscripción mensual, aún vigente a día de hoy). A ese tipo de transformación se le denomina desmaterialización. Tal y como indica el nombre se basa en convertir algo material (una cinta de video) en datos digitales.
El otro ejemplo, Hofmann, es una transformación en la que participé de forma directa. A principios del siglo XXI era la mayor empresa de álbumes de fotos en España, con una red de más de 11.000 pequeños puntos de venta. Con la llegada de la fotografía digital, imprimir esas fotos para ponerlas en un álbum se convirtió en algo poco práctico (y caro) para sus millones de clientes. Debido a la alarmante caída de ventas de sus álbumes, Hofmann decidió transformar su modelo de negocio y pasó de fabricar álbumes a convertirse en una empresa de impresión digital personalizada. Hoy, los clientes ya no van a comprar un álbum para colocar sus fotos a una tienda sino que se conectan a Hofmann.com y de una forma fácil y divertida van colocando sus fotos en un álbum digital en la pantalla del ordenador y a las 48h reciben en su casa un álbum personalizado con sus propias fotos.
¿Porque es tan difícil oír de transformaciones que terminen a tiempo y, sobre todo, que lo hagan con éxito?
Según el prestigioso Boston Consulting Group, solamente el 30% de las transformaciones terminan y lo hacen de forma exitosa. En mi opinión, los dos factores imprescindibles para culminar con éxito una transformación digital son el liderazgo de la misma y una adecuada gestión del cambio.
¿Liderazgo? ¿Significa eso que hay transformaciones que nadie está liderando?
No, no es eso. Me refiero a que en muchas de ellas el liderazgo recae en una persona sin el perfil adecuado o sin la preparación necesaria. El director de orquesta de una transformación digital debe ser una persona senior, con una sólida trayectoria en gestión empresarial que le permita coordinar equipos transversales y con capacidad para modular el nivel de interlocución desde la alta dirección hasta los equipos operativos de los departamentos.
En ocasiones se delega este liderazgo en el director de las TI porque se asume que es necesario un liderazgo tecnológico y no es así. Si revisamos los casos de Netflix o de Hofmann, en ninguno de los dos se transforman los sistemas de información sino el producto o servicio de la empresa.
En otras ocasiones, se delega en un directivo empresarial, pero sin suficientes conocimientos en las nuevas tecnologías, las cuales, a la postre actúan como el elemento de disrupción. No hace falta ser un genio para comprender que si no se conocen bien las características y posibilidades de los elementos de disrupción va a ser difícil diseñar un plan de transformación óptimo.
Por último, además de un conocimiento transversal de la empresa y de las nuevas tecnologías y sus posibilidades, el liderazgo de cualquier transformación requiere de una alta capacidad de conceptualización y de comunicación de ideas. Si se quiere tener éxito, es necesario que la gente acepte a “hacer las cosas de una forma distinta”. No sé si habéis visto la reacción del ser humano cuando se le pide que lo “haga de otra manera”… así es: resistencia. Se trata por lo tanto de convencer, no de vencer.
Para terminar, ¿alguna recomendación para las empresas de nuestra zona que nos puedan leer?
¡Huid de las guías y manuales acerca del tema! porque no hay dos transformaciones iguales y cada caso requiere de un análisis y un diagnóstico a medida. Piensa que solamente con un buen diagnóstico vamos a ser capaces de enumerar el o los mandatos de una transformación. Los mandatos son aquello (procesos, organización o herramientas) que debemos transformar -hacer de una forma distinta-. Y, a partir de ahí, el resto ya es un arte como lo es moldear una estatua. Tendremos que ir dándole forma, adaptando el cincel y cada golpe del martillo a lo que nos vayamos encontrando.
Si (
No(
