La investigación comenzó en diciembre cuando se produjo un robo con fuerza en una vivienda de Arroyomolinos, en el que se hicieron con un botín valorado en unos 20.000 euros. El vehículo utilizado había sido relacionado con otros rombos similares, y la investigación se centró en tres ciudadanos de origen chileno que acababan de llegar a nuestro país sin ninguna vinculación familiar ni actividad laboral legalizada.
Todos los robos tenían un nexo en común: “seleccionaban las potenciales viviendas objeto de robo, principalmente chalets unifamiliares y pisos bajos ubicados en zonas residenciales, y después eran sometidas a vigilancia para conocer la rutina de sus propietarios para así poder perpetrar los robos cuando los moradores no se encontraban en su interior”, señalan.
Explican desde la Guardia Civil que los detenidos formaban “grupo criminal estructurado en el que estaban perfectamente diferenciadas las funciones de cada uno de los integrantes, de modo que dos de ellos siempre eran los encargados de acceder a la vivienda objeto del robo, mientras que, el tercero esperaba en actitud vigilante en la vía pública próximo a la vivienda en cuestión, a pie o en el interior del vehículo, para facilitar la huida”.
El modus operandi era similar: accedían a la parcela de los chalets mediante escalo para luego, dependiendo del cerramiento de la vivienda, forzar alguna puerta o ventana y llevar a cabo el robo, siempre cuando los moradores se encontraban fuera de sus domicilios.
Los detenidos, que residían en Aranjuez, tenían edades comprendidas entre los 31 y los 45 años. En su domicilio se han encontrado gran cantidad de joyas y relojes, efectos de electrónica, telefonía móvil, bolsos de primeras marcas, perfumes y las herramientas que empleaban para forzar los cierres. A todos se les imputan delitos de robos con fuerza y pertenencia a grupo criminal. Han sido puestos a disposición de la Autoridad Judicial competente, quien decretó su ingreso en prisión.
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