El hallazgo lo hizo, a finales de enero, un vecino de la localidad en la zona natural del Arroyo de la Puentecilla, en un lugar de difícil acceso entre los matorrales. Como explica Fermín Aguilera, oficial de Policía de Las Rozas que intervino en este caso, “la bomba era peligrosa porque tenía cuatro kilos de explosivos, con un radio de acción de la metralla, si explota, de unos 100 metros”.
Es una zona agreste, en la que no se ha tocado prácticamente nada desde la contienda, y es fácil que bien la lluvia, el jabalí o cualquier otro animal dejara a la vista el artefacto que a pesar de tener más de 80 años, aún podía ser peligroso. “Cuando se encuentra un artefacto de estos, no hay que tocarlo, porque puede explotar en cualquier momento. Lo normal es marcar la posición, dejarlo oculto, y avisar a la Policía o la Guardia Civil para que lo localicen y el servicio pertinente, en este caso los TEDAX, lo desactiven”, explica Fermín.
Que aún encontremos proyectiles de la Guerra Civil no es, asegura el historiador Javier Calvo, presidente de la Asociación Histórico Cultural Cierzo, tan extraño como pareciera. “Se encuentran con relativa frecuencia, en Las Rozas y alrededores”. Hace unos años, explica, en La Marazuela en unas excavaciones arqueológicas apareció un proyectil similar al de La Puentecilla, que se tuvo que detonar allí mismo. “Yo mismo encontré dos granadas de mano en la zona de Vértice Cumbre hace un par de años, que retiraron los TEDAX”, relata a MasVive.
Estos hallazgos no son tan extraordinarios teniendo en cuenta que Las Rozas fue campo de batalla y primera línea de combate durante prácticamente toda la contienda, explica Calvo. “Se vio afectada directamente por la Batalla de la Carretera de la Coruña, cuya tercera fase, que afectó a Las Rozas, Majadahonda y pueblos cercanos, comenzó a principios de enero de 1937 y se alargó hasta mediados de ese mes”.
Esa batalla supuso que las tropas de Franco ocupasen el pueblo. “Se convirtió primero en campo de batalla -se combatió directamente en las propias calles-, fue ocupado, y después se convirtió en primera línea de batalla hasta el final de la contienda. Eso supuso que ambos ejércitos fortificasen sus respectivas zonas”. En la zona donde se ha encontrado el último proyectil habrían estado las posiciones republicanas.
Consecuencia de esa guerra de trincheras, Las Rozas es uno de los lugares de la Comunidad de Madrid donde más restos de fortificaciones se conservan. En la catalogación que hizo Calvo para el Ayuntamiento se contabilizaron 70 estructuras de hormigón y mampostería, en diferentes estados de conservación, aunque les consta que quedan más restos aún sin catalogar.
Calvo reconoce que la historia de Las Rozas y sobre todo de la Guerra Civil “se conoce poco, a la gente en general le llama la atención encontrarse fortificaciones en sitios muy concurridos como la Dehesa de Navalcarbón”. Por eso, Cierzo lleva desde 2012 realizando rutas culturales por este y otros lugares de la historia de Las Rozas, para difundir el pasado de la localidad. Las próximas citas se pueden consultar en http://asociacioncierzo.net.
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