El objetivo de dotar a los agentes de este equipamiento es “garantizar la seguridad de los ciudadanos y de los agentes en aquellas intervenciones de riesgo que pudieran comprometer la integridad física de quienes intervienen en ellas”, según ha explicado el concejal de Seguridad, Miguel Aisa.
Con la incorporación de cámaras a la equipación de los agentes se busca aportar una mayor claridad en aquellas intervenciones policiales que arrojen indicios de criminalidad, lo que permitirá a la Justicia, posteriormente, disponer de pruebas que ayuden a objetivar hechos frente a la existencia de versiones contradictorias.
“Todo ello desde el más estricto cumplimiento de la normativa en materia de video-vigilancia y del derecho a la intimidad personal de ciudadanos y agentes”, aseguran desde el Consistorio.
Comportamientos “agresivos”
Los ‘dispositivos electrónicos de control’ o pistolas Táser, aseguran desde el área de Seguridad, “permitirán a los agentes disponer de una herramienta muy útil a la hora de enfrentarse a situaciones en las que deben reducir a personas con un comportamiento muy agresivo, sin causarles daños de gravedad”.
“Es el caso de enfermos mentales en pleno brote psicótico o personas gravemente alteradas por el consumo de drogas o alcohol, entre otras situaciones, cuyo comportamiento supone un gran peligro tanto para ellos mismos -ya que muchas veces tienden a autolesionarse- como para sus familiares, vecinos o personas que les rodean”, explican. “En estas circunstancias, la respuesta con armas de fuego puede resultar desproporcionada mientras que evitar su uso pone en riesgo la integridad física de los policías que intervienen en la operación”.
Para hacer uso de estos dispositivos electrónicos de control, los agentes han tenido que superar diversos módulos formativos y pasar un período de pruebas.
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