Estos días vamos a ver transitar a las 1.000 ovejas y 100 cabras de este rebaño por las cañadas de la Sierra de Guadarrama. Hoy han pasado por Colmenarejo en la primera etapa de su viaje. Mañana viernes saldrán de Galapagar hacia Alpedrete y el sábado harán noche en Guadarrama, localidad que siempre recibe muy bien a los pastores trashumantes, explica Jesús Garzón. Desde allí saldrán, el domingo, hacia Segovia, Valladolid y Palencia. Su destino son las montañas del Alto Campoo, en Cantabria, donde pasarán el verano en las cercanías del Pico de Tres Mares y Brañavieja.
“Llevamos tres años aquí en la zona del Parque Regional del Curso Medio del Río Guadarrama, que es una zona maravillosa, con el valle, la montaña, bosques de fresnos y encinas… y ahora estamos de regreso porque con el calor de estos últimos días se ha secado el campo, no hay agua y los pastos están muy duros”, explica Jesús Garzón.
El objetivo de Garzón es regresar a Madrid con sus animales en octubre y, si el COVID19 lo permite, celebrar la 28 Fiesta de la Trashumancia, pasando con su rebaño por el centro de la capital, un espectáculo que suele ofrecer la insólita imagen de las ovejas pasando junto a la Cibeles, por la Calle Mayor o la Puerta del Sol.
30 años de trashumancia reivindicativa y biodiversidad
La Asociación Trashumancia y Naturaleza y el Concejo de la Mesta llevan casi 30 años recorriendo nuestro país con sus rebaños para reivindicar la recuperación de las vías pecuarias, abrir nuevos caminos a los ganaderos y reivindicar también este modo tradicional de ganadería.
Ahora, además,forman parte del proyecto LIFE Cañadas, que colidera la Universidad Autónoma de Madrid, que estudia la flora y la fauna en las vías pecuarias y, en el caso de los rebaños trashumantes, cómo su paso juega un papel fundamental en el mantenimiento de la biodiversidad, fertilizando el suelo y transportando semillas.
“Estamos colaborando con ellos, moviendo el rebaño como nos dicen, para ver como aumenta el número de invertebrados y pequeños vertebrados a su paso”, explica Jesús Garzón, quien recuerda que aquí el ganado “cumple una función que cumplían los animales salvajes en la antigüedad. Hay una riqueza de biodiversidad que sólo puede conservarse a través de la ganadería”, defiende.
En este sentido, relata, “nuestro rebaño, diariamente, transporta cinco millones de semillas que germinan porque están predigeridas y abonadas con las tres toneladas de estiércol con las que el rebaño va regando el campo”. Esas semillas “germinan mejor que las plantas que no han sido comidas por el ganado, con lo que aumenta muchísimo la biodiversidad de la flora y también de insectos y pequeños vertebrados”. Además, recuerda, “esas tres toneladas de estiércol van mejorando la fertilidad del suelo”.
Jesús Garzón explica que sólo en los últimos diez años nuestro país ha perdido cinco millones de ovejas “por la política agraria mal entendida” lo que es una tragedia en términos ambientales, dada la importancia de prácticas como el pastoreo “para los sumideros de carbono”. “Si se recuperara toda la ganadería que había hace apenas diez años, podríamos regenerar los suelos, acumular todo el Co2 que genera el tráfico de vehículos y la contaminación industrial, y hacerlo además de una forma sostenible, rentable y generando 30 o 40 mil puestos de trabajo”, concluye.