Los dispositivos medidores indican cuándo hay elevadas concentraciones de dióxido de carbono, es decir, cuándo es necesario renovar el aire mediante la apertura de ventanas. La ventilación, además de elevar los niveles de oxígeno permite dispersar los posibles aerosoles con COVID-19 u otros virus dispersos en el aire.
En palabras de la concejal de Educación y Familia, Myriam Contreras, “su funcionamiento es intuitivo y sencillo mediante un código de colores que informa sobre la concentración de CO2: verde, baja; amarillo, media, y rojo, alta, lo que indica una necesidad imperiosa de ventilar. Incluso los propios niños de las aulas podrán supervisar si su clase está en niveles adecuados. De esta manera, se consigue una ventilación eficaz sin necesidad de estar con las ventanas permanentemente abiertas”.
Dentro de cada recinto, los aparatos se instalarán en espacios de referencia que servirán para determinar cuándo hay que ventilar en aquellos que tengan las mismas características y número de usuarios. Es decir, en un colegio con dos aulas similares y el mismo número de alumnos en cada una, el dispositivo solo se instala en una de ellas, cuyas mediciones sirven de referencia a ambas.
El coste total de los medidores de CO2 es de 12.208,29 euros, y proviene de los Presupuestos Participativos 2020, cuya Comisión acordó emplear esta partida para su compra, tras constatar que el pasado año no se iba a poder llevar a cabo.