Una de las peores estampas son las que ofrecen paisajes urbanos devastados como éste. Son imágenes que se repiten en las fiestas de cualquier pueblo o durate los fines de semana en muchos rincones urbanos de la capital. Es un rastro generacional que nos habla por sí solo: los jóvenes conviven con normalidad alrededor de botellas y bolsas de plástico que han arrojado a sus pies.