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Servicio de Mediación vecinal de Torrelodones

Hablando se entiende la gente
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Hablando se entiende la gente

martes 27 de diciembre de 2016, 09:26h
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La Asociación Madrileña de Mediadores ha premiado a la Oficina Municipal de Mediación del Ayuntamiento de Torrelodones con el galardón ‘A la Labor Institucional en Mediación de la Comunidad de Madrid’, por su contribución al desarrollo y difusión de la mediación. Se reconoce así el trabajo de este servicio gratuito que busca potenciar el diálogo entre los vecinos y hacer “más amable” la convivencia.

El servicio se presta en Torrelodones desde febrero en virtud de un convenio entre el Ayuntamiento y la Universidad Carlos III que ha permitido que una vez a la semana, los miércoles, la abogada y mediadora Olga Ferrero visite Torrelodones para ayudar a los vecinos con esos conflictos “que no han sido capaces de resolver por ellos mismos”. Cuestiones como “el árbol del vecino que molesta, el perro que ladra, el coche mal aparcado, el ruido de algún bar” que pueden hacer muy difícil el día a día en una comunidad y que muchas veces se pueden resolver simplemente sentándose a hablar.

Eso es la mediación, nos explica Olga Ferrero, “un proceso en el que, mediante un diálogo dirigido, conseguimos que los asistentes comprendan cuales son sus verdaderos intereses y los de la otra parte y busquen una solución”. El trabajo del mediador es facilitar la comunicación, ayudar a que se aclaren esos malos entendidos o suposiciones que propician “la mayoría de los conflictos”.

“Los mediadores somos neutrales, no nos implicamos en el conflicto, no somos jueces. Eso quiere decir que la solución la van a poner ellos”. Esa es la clave, explica Olga Ferrero, que la solución la propongan los propios interesados “porque una solución que sea buena para ellos siempre va a ser más fácil de cumplir que si un tercero, un juez o un árbitro, les dice lo que tienen que hacer”. La mediación es voluntaria para ambas partes, que pueden dar por terminado el proceso cuando quieran, y para el propio mediador. “Si veo que se está utilizando de mala fe o de una forma que no es la adecuada, voy a ser yo misma la que cierre el proceso”. Pero se trata de no llegar a esos extremos, de no llegar por ejemplo a un proceso judicial cuya resolución, sea cual sea, va a ser insatisfactoria para una de las partes, si no para las dos.

¿Cómo funciona?

Para solicitar los servicios de la Oficina de Mediación se puede contactar con Olga Ferrero a través de la página web www.mediaciontorrelodones.es, donde se puede encontrar un formulario de contacto y un correo electrónico.

El proceso para la mediación está regulado por la Ley 5/2012 de Mediación Civil y Vecinal. “Una vez que nos llega la solicitud, nos ponemos en contacto con la otra parte con los datos que nos haya proporcionado el interesado y le ofrecemos la mediación. Si acceden a venir primero tienen una sesión informativa en la que se les explica lo que se hace en mediación”. Allí es donde Olga explica su papel en este asunto y aclara a los asistentes “que no soy personal del Ayuntamiento, que soy independiente y no tengo ninguna capacidad de imponer ningún tipo de regla, norma o sanción… que estoy para ayudarles a que ellos decidan cómo quieren resolver el conflicto”. A partir de ahí se inicia un proceso que puede llevar más o menos sesiones entre los interesados para encontrar una solución definitiva y realizar el seguimiento de su cumplimiento.

Desde febrero por sus manos han pasado 24 casos, los más frecuentes conflictos entre particulares. De ellos ocho han llegado al proceso de mediación y todos se han solucionado. Es decir, que si las partes en conflicto se sientan delante de Olga, acaban arreglando sus diferencias. Recuerda que, cuando llegó a Torrelodones, se encontró varios casos en la Concejalía de Atención al Vecino que estaban ya “enquistados”. “Hubo un caso con un establecimiento de hostelería en el que había dos vecinos implicados, muy cansados de sufrir las molestias… fueron cinco sesiones y tuvo una resolución espectacular”.

“Un mediador debe tener una dosis infinita de paciencia y un ego no muy alto. Yo siempre digo que los mediadores tenemos un corazón enorme; unas orejas enormes, porque escuchamos y escuchamos; una boca chiquitita y sonriente; y unos brazos que acogen”, explica Olga Ferrero de una profesión a la que llegó después de haber sido abogada de familia y procuradora, al comprobar “el desencanto de la gente con la Administración de Justicia”.

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