Estos comportamientos, sobre todo los disruptivos, generan gran rabia, impotencia y angustia en los padres, los cuales reaccionan a su vez con agresividad, rabia, distancia, angustia… Esto hace que se perpetúe el círculo vicioso, y cada vez la relación se enturbie más, sin que se pueda desenmarañar el mensaje verdadero del niño : “Quiero que pases más tiempo conmigo”, “creo que no me quieres”, “te echo de menos”.
También es muy importante que los adultos corten este juego, sin tomárselo a personal y siendo muy consciente del sentimiento que vuestros hijos os provoca y de dónde viene ese sentimiento.
Si entráis en su juego, y os tomáis a pecho lo que vuestro hijo dice o hace, rápidamente os pondréis tensos, y será muy difícil no acabar en discusión.
Sin embargo si se ponen límites de una forma serena y firme, sin entrar en el ataque que nos están haciendo, conseguiremos que nuestro hijo nos respete y escuche nuestro mensaje, sin que él piense que le tenemos manía. Ej: Comprendo tu rabia pero esa no es la forma de decírmelo. Cuando estés más tranquila, hablamos.
Otro aspecto a tener en cuenta es que lo que más os desagrade de vuestro hijo, suele ser una cualidad que también la presentáis vosotros en mayor o menor medida. Así que para aceptar a vuestro hijos, es importante aprender a aceptaros vosotros mismos.
En muchas ocasiones, trabajando con padres e hijos, observo que los padres piensan que sus hijos no les quieren y estos mismos hijos piensan que sus padres tampoco.
Y es esa mal interpretación de los hechos, lo que hace que las relaciones se hagan mas distantes e hirientes, y la comunicación esté deteriorada (a base de exigencias, insultos, gritos) o sea nula.Sin embargo la realidad salvo excepciones, es muy distinta. Normalmente los padres e hijos que vienen a terapia, quieren mejorar su relación.
Muy frecuentemente, nuestra labor es rescatar y reflejar ese amor que subyace en la relación, que ha quedado en segundo plano, porque las palabras o gestos hirientes han tomado protagonismo, quedando el verdadero mensaje subyacente escondido.
“Te falto al respeto, porque creo que no me quieres”. "Te grito y te castigo porque siento que no me respetas o no me haces caso". En próximas entrega hablaremos de cómo fomentar la autonomía y autoestima de nuestros hijos.
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