Sugerimos un paseo al atardecer hasta la avenida de las Rozuelas, 30. Allí es donde están dando sus frutos los huertos urbanos. Lo que un día fue la aventura de cultivar para muchos vecinos y vecinas ahora es la satisfacción del resultado de su trabajo y dedicación: alimentos frescos que llevan a su mesa. Tomates, lechugas, berenjenas, judias, calabacines, fresas, cebollas....y una larga lista de bocados agradecidos.
Siempre hay algún vecino o vecina que estará abierto a contarte su experiencia y mostrarte orgulloso lo que ha conseguido en su porción de tierra municipal que hace casi un año el Ayuntamiento repartió entre los solicitantes. La mejor hora es a la caída de la tarde, cuando el sol ya no es tan implacable, y antes que el último en salir cierre la puerta de la entrada. La cosecha está siendo generosa, ha sido una gran ayuda el riego de goteo pero las visitas de cuidado son casi diarias: quitar las malas hierbas, recoger los frutos, observar posibles plagas. Así lo cuentan Isabel y Raúl que ahora se van unos días fuera y dicen que “otros vecinos de la huerta se van a hacer cargo de su huerta por ellos”.
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