El templo tiene “un notable interés arquitectónico e histórico”, explican desde la Comunidad de Madrid. “Constituye una construcción de estilo tardogótico castellano, relacionada con los talleres abulenses, con fachada de estilo herreriano fechada entre los siglos XV y XVI. Emplea piedra de granito, sobria pero monumental, claramente influenciada por el gótico abulense”.
Se incluye en un grupo de iglesias de la zona occidental de la región que limita con la provincia de Ávila, concretamente en la zona sur de la Sierra de Guadarrama, en la que se sitúan también las de Cerceda, Cadalso de los Vidrios, Cenicientos, Navalagamella, Robledo de Chavela y Villa del Prado.
Los especialistas atribuyen la cabecera a Juan Campero El Viejo, uno de los maestros destacados de la citada escuela. Además, la construcción del último tramo de la nave y la fachada occidental, con la que se concluye esta iglesia a finales del siglo XVI, corresponde a Bartolomé Elorriaga, uno de los maestros que trabajó en las obras del monasterio de El Escorial.