Desde los ocho años en que empezó a tocar la guitarra por su cuenta, y desde los 13, que comenzó a aprender en Las Matas con el guitarrista Antonio Benítez, la primera pasión de Luis Gallo ha sido la música. “Es verdad que también estudié Ingeniería, pero cuando llegó la crisis de 2008 ya me iba muy bien con la música, me fui dejando llevar, y de repente me vi dando vueltas por el mundo con la guitarra”, explica a MasVive. Su aventura empezó cuando se fue a Viena a estudiar con 24 años… “aunque sobre todo lo que hice fue tocar, de lunes a sábado”.
Fue en la capital austríaca donde conoció a Paco de Lucía, que iba a tocar dentro de su gira ‘Cositas buenas’. Como no tenía dinero para pagarse la entrada, relata, esperó al maestro en su hotel y cuando entraba le abordo y acabó llevándoselo a cenar. Consiguió que les abrieran un restaurante que estaba cerrando con un argumento infalible: “Dios está en la puerta y tiene hambre”, y asegurando que iban a ser un grupo grande. Para justificarlo empezó a llamar a toda la gente que conocía en Viena, “hasta a mi vecina”. Acabaron siendo más de 20 personas, incluyendo a Paco de Lucía y su grupo.
Cuenta Luis que desde aquel afortunado encuentro ya no paró de trabajar en la música. Cuando regresó a España comenzó a empalmar trabajos y acabó con Ara Malikian, con quien estuvo siete años de gira. Además, ha realizado grabaciones en directo para televisión y radio, compone, da clases a alumnos en todo el mundo (hasta en Australia tiene alumnos, a los que da clases por Zoom), es embajador de una marca de guitarras, ahora también es maestro acompañante en el Real Conservatorio Profesional de Danza Mariemma y forma parte de diversos proyectos en los que el flamenco, el jazz y la música clásica se unen en armonía. De hecho, ahora comienza una gira por Alemania con un guitarrista de jazz, tiene previsto tocar en Túnez y Los Ángeles, está en el proceso de crear su primer disco...
“La música es el arte de encajar horarios, dice una amiga mía, y es cierto. Te tiene que gustar, a mí me encanta, tocar en Venecia, coger un avión, irme a Oslo, volver… siempre me ha gustado”, explica. No sabe con qué faceta -compositor, músico, profesor- quedarse, “componer es una maravilla pero a veces da unos dolores de cabeza tremendos”, reconoce. “Pero ese punto de creador es maravilloso”. Y lo de viajar por el mundo con la guitarra “es muy divertido, a mí es que me gusta mucho, te tiene que gustar porque si no, no aguantas”.
Pero aunque viaje por todo el mundo siempre regresa a casa, a Las Matas. Su relación con Las Rozas comenzó como visitante de fin de semana con su familia y sus andanzas infantiles por el municipio. “Mis recuerdos son coger la bici, irnos por la Presa del Gasco… teníamos una casa en Monterrozas y entonces todo eso era campo. Toda mi infancia la he pasado aquí y creo que he sido un afortunado, fue una infancia de cuento, tuve aventuras todas las que quieras y más”.
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