“La gran cantidad de nieve y la imposibilidad de eliminarla unido a los recursos limitados que tienen los municipios hace imposible avanzar de forma más rápida”, ha señalado el alcalde refiriéndose a la adecuación de las calles para su accesibilidad. Como ejemplo, recuerdan que en apenas una semana, el municipio ha utilizado más de 35.000 kilos de sal, cuando lo habitual por temporada es usar una media de 5.000.
“A día a de hoy, y tras tres días de la gran nevada, nos encontramos con muchas calles del municipio cubiertas de nieve e intransitables para vehículos. Hemos tenido una media de 6/7 máquinas trabajando ininterrumpidamente quitando nieve y dos desaladoras desde el mismo viernes por la noche. A todos nuestros operarios, Protección Civil, Policía, Equipo de Gobierno, Atención Telefónica, empresas locales y voluntarios trabajando sin parar desde ese día. Pero la realidad es que una situación como esta requiere de una intervención mayor. Se hubiera requerido intervención de medios de la Comunidad de Madrid: bomberos, UME, operarios, bomberos…”, señala.
A esta situación se une la gran cantidad de roturas de agua. Se han atendido más de medio centenar y el fontanero municipal ha tenido que acudir a una treintena de viviendas. Por otro lado, a lo largo del fin de semana se produjeron cortes de luz en la mitad del municipio por problemas con Iberdrola y hubo un problema de falta de gas en un tercio del municipio que se pudo solventar con los propios medios municipales y la colaboración de la empresa suministradora.
Otras actuaciones de urgencia abordadas durante estos días han sido trasladar enfermos a hospitales, llevar medicinas, trasladar personal esencial de un sitio a otro entre ellos médicos, enfermeros... En resumen, una situación absolutamente inusual para un municipio de estas características, tanto por tamaño como por población.
Gastos generados por la borrasca
“A esta situación de emergencia, donde lo prioritario es la recuperación de la movilidad, se le sumará en unos días el pago de todos los gastos generados que no estaban previstos: sal a precio de oro, horas extras de los funcionarios, alquiler de maquinaria, empresas que han colaborado…”, indican desde el Ayuntamiento.
A esto hay que unir la reparación de los daños producidos en bienes municipales (cubiertas, tuberías, porches, ...), en calzadas y vehículos por la corrosión producida por la sal, así como el pago de daños patrimoniales producidos a vehículos y bienes de terceros por utilización de maquinaria en las calles o el avituallamiento de todo el personal a lo largo de estos días de trabajo. “Por otro lado, ya están llegando peticiones de ganaderos, comercios, empresas, vecinos, que nos comunican cuantiosos desperfectos y pérdidas en sus actividades y viviendas”, indican.
El escrito del alcalde apela al artículo 23 de la Ley 17/2015, de 9 de julio, del Sistema Nacional de Protección Civil que define como catástrofe, “una situación o acontecimiento que altera o interrumpe sustancialmente el funcionamiento de una comunidad o sociedad por ocasionar gran cantidad de víctimas, daños e impactos materiales, cuya atención supera los medios disponibles de la propia comunidad”. Y también al artículo 24 de la misma Ley que permite, previa declaración de zona catastrófica articular una serie de ayudas a la Corporaciones Locales para afrontar los gastos derivados de las actuaciones urgentes o subvenciones para infraestructuras.