Luis Vecilla: paisajes cercanos, emociones internas

En sus últimos años, más entregado ya a su verdadera pasión - la pintura - ha abierto las puertas a la abstracción, con formas que sugieren anatomías humanas cargadas de sentimiento. Quien lo desee, puede darse un paseo por los paisajes internos y externos de este pintor en una muestra que expondrá en la Casa de Cultura del vecino municipio de Galapagar, durante la segunda quincena de marzo.
¿Cómo empezaste a pintar?
Me empezó a gustar la pintura muy pequeño, creo que empecé antes a pintar que a escribir. No me venía de familia, la única persona cercana fue Mariano Villegas, amigo de la familia, quien me enseñó a dibujar cuando yo tenía tres o cuatro años. Luego, a los nueve años, me apunté a un curso CEAC por correspondencia de pintura al óleo, por iniciativa propia, ya que la pintura era lo que más me gustaba hacer de todo. Luego, condicionó que yo no estudiara Bellas Artes que mi padre era médico, mi madre farmacéutica... había muchas carreras "serias", y Bellas Artes no era una carrera valorada. Me fueron dirigiendo hacia la idea de estudiar otra carrera, mi padre me sugirió que hiciera cirugía plástica, porque estaba algo relacionado con la estética. Pero a la vez que estudiaba medicina, me metí en el taller de pintura de Juan Valenzuela y Chacón, donde aprendí la técnica que me acompañó desde entonces y en la que el uso de la espátula ha sido primordial. Mi primera exposición fue en el año 86, el mismo año que hice mi residencia. Mi formación transcurrió de forma paralela en la medicina y en la pintura.
¿Siempre has llevado esa vida paralela?
Siempre he estado ejerciendo como cirujano plástico y pintando cuando podía. En estos últimos dos años he podido volcarme más en lo que más me gusta, la pintura, porque he dejado de trabajar en la Seguridad Social, donde he estado unos diez años, y he dejado también otras empresas. Ahora sólo tengo mi consulta privada, por lo que me siento más libre para elegir lo que más me gusta. Estos dos años he asistido al taller de Ángel Torres, en Boadilla del Monte, donde he renovado técnicas y conocimientos.
¿Has realizado otras exposiciones por la zona?
Es la primera vez que expongo desde hace mucho tiempo. En Torrelodones ya había expuesto hace unos seis años, en una galería privada que ya no existe. Desde entonces, sólo he hecho alguna exposición muy colectiva. Ahora va a ser la primera vez que expongo en Galapagar.
¿Qué técnicas o materiales sueles utilizar?
Lo que más he trabajado es el óleo, sobre todo con espátula. Me permite una cierta expresión y se consiguen hacer cosas muy realistas. La influencia más notoria en mis inicios es la de Antonio López, pero poco a poco me he sentido más influenciado por los pintores impresionistas, y en la actualidad busco caminos expresivos propios. Ahora estoy haciendo algo más surrealista, pero no llega a ser totalmente abstracto, ya que siempre me agarro a algo realista.
¿Cómo escoges los temas de tus cuadros?
Los escojo por emoción propia, me emociono mucho con los paisajes que veo habitualmente. Mi entorno y la sierra de Madrid me atraen mucho, también he pintado cuadros recordando la época de mi adolescencia, que pasé en Collado Mediano. Otras veces pinto a partir de fotos que yo mismo hago, pero en el cuadro siempre entra una gran dosis de interpretación. En tu reinterpretación entran tus emociones, por eso siempre busco cosas que me gusten o me impacten. Sin embargo, la inspiración que me sale de dentro, de memoria, es de figura humana, supongo que influido por mi condición de médico.
¿Tienes relación con otros artistas de la zona?
Bastante poca. Ahora he empezado a tener algo a través del taller de Boadilla. En Torrelodones, conozco a Pedro Estremera, he estado alguna vez en su estudio. Sí que me gustaría que se fomentase más el contacto entre los artistas. Cada uno podemos aprender de los otros y colaborar con nuestro trabajo.
¿Crees que los ayuntamientos apoyan a los artistas?
Creo que el de Torrelodones apoya bastante, porque organiza dos concursos anuales que son atractivos. En uno de ellos estuve seleccionado y expuesto un tiempo en la Casa de Cultura, el de Rafael Botí. También hay otro concurso anual de pintura rápida, donde se suele buscar más la vanguardia, la creatividad.
¿Crees que el realismo está pasado de moda?
Puede ser cierto viendo los resultados de los concursos. Se busca lo más vanguardista, lo novedoso. En mi caso, mi obra más original es la que estoy haciendo en esta última época, tendente a la abstracción y a la sugerencia de cuerpos. A mí la pintura realista me parece que tiene un fin más concreto, yo noto la emoción que me transmite un paisaje cuando estoy pintándolo.
¿Algún pintor contemporáneo que admires?
Hay varios, pero me gusta mucho Lucio Muñoz y Miguel Barceló. Tienen una abstracción distinta pero me identifico porque es figurativa, suele contener sugerencias humanas; admiro su obra y me sirve un poco como referencia.
¿Por qué pintas?
Necesito pintar. Es una forma de recrearme en una actividad innata, es algo con lo que yo ya había nacido, me resulta muy gratificante. Me trasmite las sensaciones más bonitas de esta vida. Es mi vocación, y el día que pueda llegar a vivir de la pintura seguramente dejaré la medicina, a pesar de que mi trabajo también me parece creativo, y vivir del arte ¡es muy difícil!