Fue el creador del Grupo Militar de Alta Montaña. En 1988 participó en las primeras campañas españolas a la Antártida para poner en marcha las dos bases militares con fines de investigación. Teniente Coronel de Infantería, decidió acogerse a la reserva transitoria en los noventa porque no quería renunciar a participar activamente en las expediciones. Desde entonces se dedica a iniciativas privadas como la creación de la Asociación Regiones Polares y el proyecto Polar Raid, dirigido especialmente a universitarios. También frecuenta el Instituto de Torrelodones, donde busca entusiasmar con la montaña a los alumnos.
¿Cuando comenzaste a desarrollar tu afición a la montaña?
Los paisajes de mi infancia fueron las islas Canarias por ser un destino militar de mi padre. Con los boy scout descubrí que me gustaba dormir en las tiendas de campaña y la autonomía que teníamos. En los deportes destacaba ya por la resistencia y en el Ejército elegí la rama más dura después de una práctica común en los Pirineos. Me sentía a gusto en condiciones duras. Cuando le preguntaron al escalador británico Mallory por qué subía montañas contestó “porque están ahí”. La respuesta es sencilla pero suficiente.
Recibiste formación en la Escuela de Alta Montaña. ¿Cómo es la preparación?
Obtuve la diplomatura para el mando de Unidades de Montaña y más tarde la licenciatura en Ciencias de la Educación Física y el Deporte. Como me gustaba la enseñanza estuve diez años en esta Escuela como formador. Cada curso salíamos a hacer prácticas los diez meses, tanto en verano como en invierno. La experiencia y la preparación física es vital, es muy intensa y progresiva. Siempre resulta poca porque nos enfrentamos a fuerzas de la Naturaleza muy serias. La montaña es como una escuela de vida en toda su crudeza y tienes que tomar decisiones cruciales. Todo la dureza compensa porque aprendes, la superación es una filosofía de vida. Esto hace que mejoremos a nivel humano.
Disfrutas con los retos y das un impulso innovador a todos tus proyectos. En 1985 creaste el grupo militar de Alta Montaña...
Como soy muy cabezón, por llamarme de alguna manera, me lo propuse porque creía firmemente que era necesario. Me costó cinco años y pelearme por ello, pero no me preocupan los plazos porque no me ‘ansío’. Cuando me marco un objetivo voy a conseguirlo con todas sus consecuencias. Con este grupo dirigí varias expediciones y me empeñé en abrirlas a civiles a pesar de las resistencias. En el Himalaya estuvimos con Carlos Soria y nos resolvió muchas cuestiones. Soria es un montañero con un nivel excepcional que aun superando los 70 años puede adaptarse físicamente a los 8.000 metros de altura. No todos pueden pasar la zona de la muerte -por encima de los 7.500 metros- por cuestiones fisiológicas.
¿Cual es tu lugar favorito en el mundo?
La Antártida. Desde 1988 he participado en siete campañas antárticas. Es un paisaje extremo que te exige actividad cuando estás fuera. Allí la fauna es exhuberante entre un mar lleno de témpanos de hielo. Es la soledad y la enormidad de los glaciares. Tengo claro que no aguanto estar encerrado, experimenté lo que era estar un tiempo en un barco en alta mar... y no es lo mío.
Ya como experto particular volviste en el 2007 a una exploración científica...
Sí, tras mi jubilación demasiado anticipada me ofrecí a una asociación argentina que tenía un buque polar. Me ofrecía a entrenar a un grupo de personas en España que quisiera colaborar en su proyecto científico. Consistía en rastrear asentamientos humanos antes del descubrimiento de la Antártida y su colonización.
Ahora estás volcado con las expediciones universitarias a las regiones polares. ¿Cuál es tu principal interés?
Desde hace 5 años me dedico a organizar viajes a zonas polares como Laponia -a punto de partir el 19 de marzo- o Islandia. También al Cono Sur en Argentina y en la actualidad estoy preparando la ruta por Siberia. Está dirigido especialmente a universitarios pero está abierto a quien quiera. La idea es vivir nuevas experiencias, conocer la realidad medioambiental y cultural de estas zonas. Me gustan estas regiones porque necesitan preparación y se puede investigar todo. Los jóvenes pueden ver qué es aquello y si quieren volver y dedicarse a algo relacionado. No busco otra cosa. Que se impliquen porque ellos serán los que tomen decisiones en el futuro sobre esta realidad. No me interesa otra cosa sino abrir caminos, conocer y luego que la gente decida. Los alumnos de Bachillerato del instituto de Torrelodones pueden comenzar a interesarse y cuando estén en la Universidad, sumarse a esta aventura.
¿Y tu proyecto futuro?
Me gusta hacer cosas nuevas, crear proyectos innovadores. Por ésto quiero lanzar el 5º POLAR a la Antártida. No obstante, es un proyecto que lleva su tiempo para prepararlo porque este continente tiene una normativa muy estricta, pero la conozco muy bien. Los humanos se mueven por retos y éste es el siguiente, ¿quién es capaz de hacer los 5 POLAR RAID?
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