Tras 7 meses recuperándose de una operación tras una lesión en el hombro, Marta “no llevaba las expectativas muy altas debido al tiempo que llevaba sin competir, de hecho, pensé que no iba a saber hacerlo”.
Esta judoca de 22 años antes de su lesión se convirtió en subcampeona de Europa y quinta del mundo en categoría Junior, por lo que la Federación apostó por ella. Pero tras la lesión y empezar a competir en absoluto, donde hay deportistas que se dedican solo al judo, le ha sido duro volver a hacer que confíen en ella para competir en campeonatos importantes y poder clasificarse para los Juegos Olímpicos, que es su sueño.
La normativa de judo es muy exigente, ya que a los Open solo permiten participar a dos personas por peso y país; y a los Grand Slam y Grand Prix, que son las competiciones que más puntúan para el ranking de los JJOO, solo permiten presentar un judoca por país y peso. Cree que si sigue con esta dinámica puede quedar entre las 20 primeras del ranking de su peso, y participar en los Juegos Olímpicos.
Su mejor amiga le enseñó este deporte a los 12 años, y rápidamente se enamoró de él, de la competición y de los valores que transmite. Comenzó su carrera deportiva en el club Fontenebro de Moralzarzal, y asegura que no se quiere ir de su club, “sin ellos no sería posible lo que consigo”.
En la actualidad Marta es estudiante del último año de Ingeniería Agroambiental y asegura que su rutina “va cambiando porque tengo que compaginar las clases prácticas y teóricas de la universidad con mis entrenamientos”. Tiene entrenamientos por las mañanas donde trabaja aspectos técnicos y específicos con su entrenador, pero no siempre puede ir. No obstante, de lunes a jueves de 20.00 a 22.00 horas, y los sábados, entrena con todo su equipo, y los domingos suele trabajar la parte física. En cuanto al ocio, reconoce que “se puede hacer todo pero sacrificando alguna parcela de tu vida. Intento tener equilibrio en todas, y el ocio me alivia mentalmente de un mal día de judo”.
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