“A menudo, y bajo el pretexto de que ensucian fachadas o aceras, se acaba con el hábitat natural de reproducción de estos animales que contribuyen a controlar la proliferación de insectos como moscas y mosquitos, al convertirse en su base alimenticia”, recuerdan desde el Gobierno regional, que está informando de las consecuencias legales, graves, de destruir nidos sin autorización.
Las especies más numerosas son principalmente aves de la familia de los hirundínidos: golondrinas comunes y dauricas, avión común, vencejo común y pálido. Todas ellas se encuentran protegidas por el Catálogo Nacional y Regional de Especies Amenazadas, así como por numerosas directivas europeas. Su eliminación solo contribuye a empobrecer la biodiversidad en la región.
Y no basta con no destruir sus nidos, también se debe facilitar su reproducción al ser especies que están en regresión, circunstancia a la que favorece la colocación de nidos artificiales. Para impedir que tanto las fachadas como las aceras se ensucien, se pueden instalar pequeñas repisas que retengan los excrementos.
“En caso de tener que retirarlos, es necesaria una autorización de la Comunidad de Madrid, y el proceso nunca debe coincidir con la llegada de la primavera, que es cuando se produce el regreso de su migración desde África y el inicio de su periodo reproductivo”, explican desde la Agencia de Seguridad y Emergencias Madrid 112, que recuerda que “la destrucción de estos espacios supone una infracción grave a la normativa medioambiental y puede ser incluso considerada como delito”.