Carlos Galbeño: La ingeniería al servicio del municipio

A la primera pregunta, en plan coloquial, y sin la típica formalidad de tomar nota de lo que responde, sobre las asignaturas pendientes que halló al acceder a la alcaldía, descubrimos al ingeniero trabajando para la administración. En pocos minutos hizo un relato, un análisis muy detallado, de cómo un pueblo serrano, que tenía una población vacacional de poco más de dos mil quinientos habitantes ha crecido hasta veintitrés mil y se ha unido al desarrollo del anillo del gran Madrid. A pesar del crecimiento tan vertiginoso no se ha producido un trauma, quizá porque se goza de un buen transporte interurbano y los trenes de cercanías tienen paradas en Torrelodones prácticamente cada cinco minutos.

RESPETO DEL ENTORNO

El alcalde comenta que un desarrollo llegado tan de golpe ha obligado a generar proyectos de infraestructura, urbanísticos, siempre respetando el entorno. “Llevamos siete años consecutivos recibiendo la Bandera Verde de desarrollo municipal sostenible”. Y eso no se consigue fácil. Intervienen en su concesión los ministerios de Fomento, Vivienda, Consumo, Sanidad…
Sobre la especie de que este es un municipio de “pijos” y que los impuestos del Casino Gran Madrid sostienen la riqueza municipal, Galbeño aclara que hace años, cuando el municipio tenía dos mil quinientos habitantes, la aportación del Casino era la mitad del presupuesto municipal. Las cosas han cambiado y ya hay empresas que pagan más que el Casino. Este es un municipio con una calidad de vida, con un índice cultural y educativo muy alto que hay que mantener. Después de Pozuelo, Torrelodones es el segundo en España, en proporción, de mayor nivel universitario. “La cultura –dice- es una característica propia de Torrelodones”, de ahí que ya se va a ejecutar el proyecto de un segundo Centro Cultural, y una nueva biblioteca con capacidad de cuatrocientos puestos.

Relata la lucha diaria para que municipios de desarrollo horizontal, como este caso, tengan otra consideración a la hora de obtener el reparto de contenedores. Por viviendas en lugar de por habitantes…
Los habitantes son exigentes. Pagan unos impuestos y quieren resultados. Vivir en Torrelodones es un privilegio y son conscientes de ello.

PARKING DE LA ESTACIÓN

Una de las carencias de Torrelones es el prometido parking de la Estación, en la Colonia. Todos hemos sufrido en determinadas horas la falta de un hueco donde aparcar para tomar el tren a Madrid. De hecho, algunos tienen que volverse y utilizar otro medio de transporte. Nadie se explica que todas las demás poblaciones tengan su aparcamiento junto a la estación de Renfe excepto en Torrelodones. “En el año 89 –comenta Carlos Galbeño- se llamó el Plan Felipe. Se trataba de dotar de parking a todas las estaciones de trenes de cercanías. Este era el único municipio no gobernado por los socialistas, y se lo saltaron. Por fin se consiguió sentar en la misma mesa a los responsables y se logró firmar la actuación que fue aprobada. A la hora de firmar el proyecto, que tiene que hacer Renfe, hay cambio de Gobierno. Envío escritos al nuevo presidente y la ministra acepta las condiciones firmadas y da la orden al Presidente de Renfe para los trámites. Estamos en ello cuando Renfe se divide en dos empresas… Y nuevas reuniones… Pero saldrá.”
También están en marcha proyectos como el paso subterráneo bajo la autovía, el acceso al barrio de la Berzosillla, que finalizará con un acceso de setecientos metros al centro del pueblo en lugar de los once kilómetros que ahora hay que recorrer por las vías de servicio de la autovía.

LA OPOSICIÓN

“Aquí, la oposición colabora. No es machacona –nos dice-. El PSOE es moderado. Cada uno hace su papel”. Los de Izquierda Unida, en cambio, a pesar de haber prosperado económicamente una barbaridad, son más radicales. “A pesar de ello, los grupos municipales nos llevamos bien”, termina.