¿Como llegaste a Torrelodones?
Hace muchísimos años, volviendo de Japón, la hermana de la amiga con la que había ido allí se casaba aquí, en la iglesia de Torrelodones, fue la primera vez que vi Torrelodones y me enamoré del Pueblo, me encantó. Siguió mi vida profesional y laboral, y en cuanto pude me vine. La vida aquí es otra cosa.
¿Has dejado la televisión del todo?
Lo que te gusta tanto no se deja. Son como pausas, apuestas por otras cosas. La televisión es un sector muy inestable, yo he estado mucho tiempo ya. Ha habido momentos en los que he tenido dos programas uno aquí y otro en la televisión regional de Murcia… pero también ha habido momentos de no tener nada. Y yo esos momentos de nada no los llevo bien. Siempre estoy rellenando, estudiando más, formándome, trabajando en otras cosas, y hubo un momento que dije, a ver, ya no puede ser mi actividad principal, porque ya tenemos una edad y si me dedico a esto mucho tiempo va a ser en espera. Y empecé a formarme en coaching y en programación neurolingüística para, con las carreras que yo tengo -Periodismo y Comunicación Audiovisual- y mi experiencia, poder ayudar a los demás a que consigan hablar en público y en cámara con naturalidad. No dejo la tele, en verano he estado colaborando en programas, pero ya no es mi actividad principal.
Esta nueva línea de trabajo, sin embargo, no te aleja demasiado de la televisión.
Tengo bastantes alumnos que son de la tele. Pensé que este iba a ser mi principal tipo de alumnos, periodistas, gente que se quiere dedicar a la tele, cualquier profesional que tiene que ir como experto... Pero me di cuenta de que hay mucha gente de otras profesiones que necesitan hablar en público. Abogados, maestros… que no lo han desarrollado en su carrera y se encuentran con limitaciones. Esto personalmente les da mucha libertad y profesionalmente les abre más puertas.
¿Qué es eso de la programación neurolingüística?
Tener conciencia de lo que sucede en nuestro cerebro cuando hacemos determinadas cosas, en este caso cuando nos ponemos a hablar en público. Qué está pasando, de donde nos vienen los miedos y las inseguridades, como consigo superarlo… todo eso está en nuestro cerebro. Por mucho que yo supiera, por lo que he estudiado y he trabajado, no tenía el arma o la herramienta para enseñárselo a los demás y a través de esto la he encontrado y funciona muy bien.
Todo lo que has aprendido está en tu libro, ‘Método Suéltate’.
A veces la gente no se acerca a los cursos por desconocimiento, o porque les da vergüenza, piensan ‘a ver si me van a meter un grupo y voy a tener que superar este miedo delante de la gente…’ Es algo muy íntimo. Pero te puedes leer el libro en casa las veces que quieras y lo que hace es ayudarte a superar esos miedos, ver cuáles son en tu caso y como los puedes superar. Y luego por supuesto a perfeccionar lo que ya sepas, porque nosotros sabemos hablar perfectamente, pero nos frena esa exposición. Y luego es verdad que se puede mejorar.
¿Tú también tenías miedo a la cámara cuando empezaste?
Me solté muy pronto, porque sólo tenía 15 años, pero luego me he enfrentado a retos muy distintos, porque empiezas en un programa grabado en el que eres una más, de repente eres la presentadora, son tres horas, en directo, en una cadena nacional… te vas enfrentando a nuevos formatos y tienes que ir sacando nuevas herramientas.
De todas formas, cualquiera diría que en esta sociedad de las redes sociales, en la que todo el mundo se graba para Instagram, Tik Tok… habríamos perdido ya la vergüenza ante las cámaras.
Hay una generación que nace sin esa vergüenza y sin ese miedo a la cámara, pero sin la formación necesaria para hacerlo bien, porque no se premia hacerlo bien, sino diferente. A lo mejor tienen más miedo a hablar en público, eso sí, porque no tenemos tanto contacto personal, lo tenemos mucho más con las cámaras. Cuando comparo comunicadores de mi época con los de ahora, es que no tiene nada que ver. La corrección, la formación, la educación… todo lo que había antes ahora no lo hay. Esa gente que está aprendiendo, porque su día a día le lleva a ponerse delante de una cámara, va a necesitar mucho trabajo por detrás.