¿Fotógrafo, empresario, abogado o comunicador?
Soy un poco de todo, pero eso no es ni más ni menos que el reflejo de más de veinte años de actividad. Empecé a trabajar con 20 años, por lo que tengo una amplia experiencia personal y profesional. Es consecuencia de mi personalidad inquieta, imagínate que de pequeño mi madre me castigaba a dormir la siesta, era la única forma de tenerme parado. Soy un empresario que, quizá por mi formación clásica, me he inspirado en la gente que hace muchas cosas.
¿Y lo de la fotografía?
Surgió. Me ha gustado desde siempre, y un día alguien me dijo que quería pagarme por las fotos. Así que, bueno, lo he incorporado como otra línea más de negocio. Me gusta mucho la gente, la fotografía callejera...
¿Fuiste a Polonia con la idea de hacer la exposición o surgió una vez allí?
Llevo cinco años viajando a Polonia por negocios. Pero nunca había visitado Auswitchz hastaeste año. Auswitchz representa para mí un ejemplo que no se puede olvidar de lo que supuso la II Guerra Mundial y el Holocausto. Le planteé a la Concejalía de Cultura montar una exposición con el material que me trajera y Rosa, la concejala, ha terminado de darle la estructura al evento, en el que también habrá una conferencia y un concierto de música Klezmer.
¿Con qué lección quieres que la gente salga de ver la exposición?
Al menos dos cosas: hacer un homenaje a toda la gente que cayó allí y explicar nuestra historia reciente, que la Europa actual nace de lo que sucedió en la II Guerra Mundial. Queremos poner a España a la altura de lo que han hecho otros países en conmemoración de ese 70 aniversario y trasladar una lección de historia a los más jóvenes.
¿Y en un plano más personal, artístico?
Recoge el recorrido físico por el Campo I y el Campo II, en el que no he escogido lo más evidente, busco imágenes más alegóricas. Y he añadido dos elementos técnicos: por un lado, las fotografías están en 35 mm, con focal fijo, que es la fotografía netamente callejera, acercándome físicamente a los detalles; y por otro, he introducido filtros que 'instagramean' un poco las fotos para que le resulten más familiares o atractivas sobre todo a los jóvenes. Además, el espectador va a poder ver el campo de concentración en invierno, con nieve. Visitándolo así te puedes hacer una ligera idea de lo que pudieron sentir las personas que estaban allí.
Supongo que es una experiencia intensa.
Es emocionante, dura, única y sí, sobre todo intensa. Se llora, se ríe, te llevas sorpresas. Es un sito que todo el mundo debería visitar una vez en su vida para ver de lo que puede ser capaz el ser humano. Creo que nuestra obligación moral es que los que vienen detrás no olviden. Hay zonas del campo que no pude fotografiar, en algunos casos porque no te dejaban y en otros porque físicamente no pude, me sobrecogía la emoción. Recuerdo que pasé por delante de una vitrina con miles de zapatos de mujeres y no podía disparar, sentí que si hubiese hecho una foto en ese momento era como si les robara el alma a aquellas mujeres.