El problema con las clases de pintura de la Casa de Cultura viene de largo, desde que el profesor que impartía estas enseñanzas, Pedro Extremera, cayó enfermo el año pasado. Tras acudir a una ETT para contratar a un profesor de pintura y poder terminar el curso, explican desde la Concejalía, desde septiembre se optó por impartir talleres de pintura a través de un profesor autónomo ante “la imposibilidad de contratar a través de una empresa de trabajo temporal, debido a no ser una necesidad urgente e inaplazable, requisito de la Ley para realizar contrataciones”, explica la Concejalía. El elegido, Darío Basso, es un docente con el que, asegura Rosa Rivet, “todo el mundo estaba muy satisfecho”.
Sin embargo, desde el sindicato CCOO se denunció el pasado 31 de enero esta modalidad de contratación a la Inspección de Trabajo. Tras una audiencia el pasado 18 de febrero, y pese a que este organismo no encontró, según Rosa Rivet, “ninguna irregularidad” en el expediente, “se ha aconsejado que se finalice la contratación”, por lo que de momento se han suspendido los talleres.
Todas estas consideraciones, aseguran, se han trasladado a los alumnos de pintura, que fueron convocados a una reunión el aula de Artes Plásticas de la Casa Rosa, a la que asistieron el concejal de Personal, la concejala de Cultura y responsables de este departamento. Los alumnos, según ha comunicado a Vive Torre a través de una carta al Director una de las afectadas, están “atónitos e indignados” por esta situación.
Ahora, asegura Rosa Rivet, se intentará “mantener esta actividad” cumpliendo “con la legalidad vigente”. “Lo más fácil habría sido cerrar la actividad cuando el trabajador municipal que la impartía enfermó”, señala la edil, quien reconoce que “es muy triste” lo que ha pasado con Extremera, “un gran profesor” que se encuentra incapacitado para continuar con su labor docente. La ley, en cualquier caso, tampoco permite, señala, cubrir de nuevo este puesto de trabajo, una plaza que “se amortizará y desaparecerá”, ya que las clases de pintura, como otras tantas actividades que se imparten en los Ayuntamientos “son una competencia impropia”.