Carlos Llano, el UltraMan torresano

En el primero, los participantes tienen que nadar 10 kilómetros en aguas abiertas y recorrer 145,3 kilómetros en bici, el segundo tienen que seguir con 275,8 kilómetros en bici y el tercer y último día tienen que completar 84,3 corriendo. Dicho así parecen distancias imposibles y sin embargo, Carlos Llano asegura no tener “ninguna cualidad física extraordinaria, cualquier persona con ilusión y dispuesto a ser muy constante entrenando puede terminar la carrera”.

Según Carlos la primera etapa fue la más fácil. Eran las 6:45 de la mañana cuando los participantes se disponían a recorrer a nado 10 kilómetros. “Con la buena noticia de que el agua estaba como un plato y no demasiado fría”. Los días previos a la carrera a Carlos le preocupaba la prueba de natación, “no por el desgaste físico, ya que es el deporte mas fácil, sino por el desgaste psicológico que supone estar tantas horas haciendo una cosa que me aburre mucho”. Carlos lo consiguió en 3 horas y media. Minutos después ya estaba recorriendo en bici los 145 kilómetros, y apenas 9 horas después de la salida ya estaba cruzando la línea de meta.

La segunda etapa fue la más dura para nuestro torresano, “porque de los 275kilómetros en bici y tras subir un pequeñito puerto, recorrí 110 kilómetros con muchísimo viento en contra, que me desgastaron mucho tanto mental como físicamente. Por suerte, los últimos 30, el viento se tornó a favor y literalmente
se volaba hasta la meta”.

Y si parecía que Carlos no iba a poder con todo por los dolores de rodilla y cuello que arrastraba, fue en el tercer día cuando se convenció de que no podía abandonar. Le esperaban 84 kilómetros corriendo desde las 6 de la mañana. Una etapa que se planteó “como cuatro medios maratones, solo iba pensando en ir completándolos uno a uno”. Bob, canadiense de su equipo de asistencia, se calzó las zapatillas y corrió junto a Carlos hasta la meta para distraerle y que no se le hiciera tan largo.

Carlos Llano ha recibido el galardón al Mejor Deportista Masculino de Torrelodones, y es que antes de Ultraman, ya había realizado las pruebas físicas más extremas, como el Maratón des Sables o el el Atacama Crossing -considerada la carrera de autosuficiencia más dura del mundo.