Según la la Red Española de Identificación de Animales de Compañía, a mediados de 2023 -son las últimas cifras oficiales que se pueden consultar-, había en la Comunidad de Madrid 666.324 perros censados, 261.278 gatos y 8.618 hurones. En el conjunto de España eran 10,5 millones sumando el censo de estos tres tipos de mascotas, las más habituales. Es difícil saber la cifra real y con datos de 2025, porque aunque la Ley de Bienestar Animal de 2023 establecía la creación de un sistema estatal de identificación de animales de compañía, que sería una herramienta eficaz para combatir el abandono, aún no se ha puesto en marcha.
Es uno de los principales caballos de batalla de las administraciones y asociaciones: prevenir el abandono. A poco que se pregunte, sorprende la elevada cifra de entidades y ciudadanos que se dedican a ello, muchas veces a costa de su tiempo libre y su dinero. Y más sorprende aún, a pesar de toda esa concienciación, las historias que cuentan.
La labor pública
Como decíamos, la protección animal tiene muchos actores. Desde el ámbito público, tenemos por ejemplo a los ayuntamientos, que tienen la obligación legal de gestionar en sus términos municipales la recogida de animales que estén perdidos, abandonados o heridos en la vía pública. “Se tiene que hacer un servicio de 24 horas con un tiempo de respuesta normalmente corto, y asistencia veterinaria si fuera necesario”. Lo explica Óscar Herrador, veterinario de ARAT, entidad que se encarga de gestionar estos servicios en localidades como Torrelodones o Collado Villalba.
No sólo recogen perros o gatos, claro. Hurones, conejos, loros o cacatúas… si se encuentran en el término municipal tienen que encargarse de rescatarlos, aunque algunos den más problemas que otros a la hora de capturarlos. “Pero vamos, siempre se resuelve, con buena voluntad”.
Los animales que tienen dueño se devuelven a sus propietarios. Por eso es tan importante -en perros está más extendido pero en gatos aún falta concienciación- el microchip. “En los casos en que no es posible contactar con los propietarios, procuramos que se adopten”. Su otra tarea principal es la gestión de colonias felinas y la atención veterinaria a estos animales en casos de accidentes o enfermedades.
Gatitos abandonados
Ana Santos, vecina de Collado Villalba, lleva unos 15 años como voluntaria, haciendo de madre de acogida de gatitos abandonados o enfermos y acaba de crear una Asociación, Mixi Hakuna Matata. “Nosotros nos dedicamos solamente a rescates y adopciones. Apoyamos a las protectoras oficiales, que son las que se encargan de aplicar el método CES -Captura, Esterilización y Suelta en colonias de gatos ferales-”, explica.
Lo que hacen lo hacen de forma “voluntaria y altruista, sin cobrar nada”. Recogen camadas de cachorritos, muchas veces procedentes de colonias que se han descontrolado, los desparasitan y ponen en adopción. “Lo único que paga el adoptante es el gasto del veterinario”, explica. También se firma con ellos un compromiso de castración. Además, recogen gatos domésticos que han sido abandonados o se han perdido y no se pueden retornar a sus familias porque no están identificados. “Hay gente que se cree que cuando ya no quiere a su gato puede echarlo en una colonia y no pasa nada, pero normalmente ese gato muere”, explica.
Da la sensación, en muchos casos, que el trabajo de estas entidades es interminable, y Ana lo corrobora. “Los sitios grandes que tienen refugio están desbordados”, reconoce. “Nosotros intentamos colaborar con ellos”. También, en ocasiones, desesperante. “Cuando se te muere un gatito, o el gasto del veterinario es tan alto que no puedes asumirlo y no sabes qué hacer, o no encuentras la medicación adecuada, es verdad que te pegas unas panzadas de llorar… porque no puedes salvarlos a todos”.
Vocación social
También reconoce haber llorado más de una vez desde que se creó en 2014 Abrazo Animal su presidenta, Lola Juliá. Una protectora con vocación social que moviliza a más de 2.000 voluntarios volcados en el bienestar animal y desarrolla actividades con entidades como Afanias, Adecco, los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Las Rozas y colectivos dedicados al cuidado de menores. Acogen animales de personas en riesgo o casos de violencia de género y lo mismo hicieron en pandemia con mascotas de personas enfermas que tenían que ser hospitalizadas.
Lola aporta un dato sorprendente. En Las Rozas hay 463 colonias felinas. Un trabajo ingente para los voluntarios que se encargan de gestionar estas poblaciones. “Las hay que tienen 20 individuos, otra ocho… han bajado muchísimo, han desaparecido algunas, pero siguen apareciendo focos de colonias con animales sin castrar, de gente que alimenta en sus jardines. Sin control, los gatos crecen en progresión geométrica, es muy importante hacer el CES”, explica a MasVive.
“Hay una demanda social de hacer protección animal”, reconoce. Pero son muchos los frentes en los que actuar, desde el de los gatos hasta la tenencia responsable de mascotas, especialmente de perros. “Estamos trabajando con el Ayuntamiento de Las Rozas para ver si nos cede un espacio en el que podamos impartir clases para informar y trabajar con los dueños y sus perros. Se trata de trabajar el abandono de raíz, porque muchos perros sobre todo que nos llegan es por problemas de comportamiento”. De no saber, explica, qué necesidades tiene cada raza, en cuanto a espacio, actividad física, carácter, etcétera.
De abandonos saben bastante en Abrazo Animal. Abandono de perros mayores, de animales a los que les ha surgido alguna enfermedad y los dueños no quieren o pueden hacerse cargo, divorcios, camadas de perros abandonadas en contenedores o a la puerta de un colegio… el último caso lo han vivido recientemente, el de una perra abandonada en un tendedero por su dueño, que se fue de vacaciones. Fueron los vecinos los que les alertaron.
“La sacó la Policía de Las Rozas y nos la trajo, la perra estaba esquelética y a punto de morirse deshidratada. Le ha caído una multa”, explica. Afortunadamente, la perra se está recuperando, está en casa de Lola y su cambio ha sido espectacular. “Entró triste, medio muerta. Tiene 14 años la perra. Y hoy -el día que hicimos la entrevista-, estaba feliz, he estado media hora jugando con ella”, relata. Una historia con final feliz, aunque no todas acaben igual de bien.
Alimentación y salud
Con el cambio de mentalidad acerca del cuidado de los animales ha aumentado también la concienciación sobre su bienestar y salud, explica a MasVive Mónica González Tovar, especialista en nutrición natural canina y felina, que lleva años abogando por un cambio en la forma en que alimentamos a los animales de compañía y por un regreso a lo natural.
“Hace 100 años nos convencieron de que lo mejor era el pienso, y lo que estamos viendo es cómo se ha ido deteriorando la salud de perros y gatos”, señala. “El perro, por ejemplo, es el mamífero con el mayor índice de cáncer del planeta. Es una locura. El 50 por ciento de los perros o tienen o tendrán cáncer. Diabetes, problemas renales… problemas que están directamente relacionados con llevar una mala alimentación, que ha sido muy cómoda para nosotros, pero es inadecuada”. A esto se unen otros problemas, como el sobrepeso, más común en los gatos. “Estamos hablando de que más del 65 por ciento de los gatos están obesos, que es una locura y claro, llegan a los 12 años, cuando un gato puede vivir 25 años”.
Pone un ejemplo muy claro: nadie estaría dispuesto a pasar el resto de su vida alimentándose con comida deshidratada. “Si fuera tan bueno”, ironiza, los humanos llevaríamos años consumiéndola. Pero no es así, y sin embargo, es fuente de problemas: “nos cargamos los riñones, nos cargamos el hígado, nos cargamos un montón de sistemas.
“Gatos y perros tienen una biología distinta, y el primer problema de la alimentación es que no se les ha puesto en la categoría adecuada. El perro se ha considerado desde que aparecieron los piensos un omnívoro, y no lo es, es un carnívoro, omnívoro oportunista. Y el gato es lo que se llama un carnívoro estricto, obligatorio. El gato sí es verdad que el carbohidrato lo mata, por eso los gatos están peor todavía que los perros”, asegura Mónica.
Todos estos factores, y un mayor conocimiento acerca de los alimentos es la razón por la que cada vez son más los dueños de mascotas, tutores prefiere llamarlos Mónica, que se decantan por la alimentación natural. Evidentemente, no es la panacea. “No todos los animales que pasan a una dieta natural se curan de cáncer, pero todos empeoran si le sigues dando un alimento ultraprocesado y lleno de aditivos, es sentido común”.
Consejos para verano
En verano, perros y gatos sufren el calor y sus consecuencias como los humanos. Así que le hemos pedido a Mónica González Tovar algunos consejos para ayudarles a pasar las altas temperaturas y, sobre todo, no deshidratarse, algo que es un problema especialmente en el caso de los gatos, que no tienen el mismo impulso de sed que los perros.
Para los perros recomiendan desde yogur helado a frutas frescas como melón o sandía o caldos refrigerados o congelados. “Puedes hacer caldos y se los pones fresquitos con el pienso”, explica. En el caso de los gatos, y para garantizarse que beban suficiente líquido, “si les gusta algún caldo que tú hagas, pon por la casa en varios sitios cuencos con un poquito de caldo fresquito. A los gatos, en contra de lo que piensa mucha gente, también les gusta la fruta de temporada. “Al menos que haya un problema de diabetes, les viene fenomenal”.