Asociación de Guías de Torrelodones
miércoles 23 de abril de 2014, 12:06h
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Robert Baden-Powel od Giwell creó en 1912 el movimiento guía-scout, en donde a los más pequeños se les educaba en valores. Y siguiendo su filosofía se creó el movimiento Guía en Torrelodones en 1980, formando parte de la Asociación de Guías de Madrid, por lo que este año celebran su 30 aniversario.
Debido a discrepancias organizativas y metodológicas con la Federación Española de Guidismo, el grupo abandona la federación en 1990, creándose así la Asociación Guías de Torrelodones (AGT).
El objetivo de esta asociación sin ánimo de lucro es enseñar unos valores a través del juego. Solidaridad, compañerismo, trabajo en equipo, ecologismo, compromiso, responsabilidad o respeto son algunos de los valores que se les inculca a todos los chavales, siempre de una forma diferente, todo en función de la edad.
Y es que AGT tiene cuatro grupos bien diferenciados.
Un primer grupo, llamado “alitas”, que son los más pequeños, de 8 a12 años. Todos con su pañoleta amarilla realizan actividades en donde aprenden a respetar su entorno, relacionarse con los compañeros y a valerse por sí mismos.
Después deben hacer el pase de rama, que quiere decir que pasan de grupo, en este caso a “guías”. Para poder entrar en el grupo los futuros guías tienen que dejase caer sobre las manos entrelazas de sus compañeros guías, para así reforzar la confianza en el grupo.
Así pasan a formar parte del grupo “guías”, en donde están los chavales de entre 12 y 15 años, con su pañoleta azul. Aquí se trabaja la amistad y la confianza con sus compañeros. Pero si hay algo que los caracterice es la aventura, en donde desarrollan actividades de supervivencia y orientación.
Y como pasar de ciclo es todo un acontecimiento, este pase de rama no iba a ser menos. Aquí se abandona la pañoleta azul, para ponerse la verde, y así formar parte de los “pioneros”. Pero antes tienen que encontrar la palabra mágica que identifica a este nivel y que es la clave para poder entrar.
Una vez que está dentro, eso quiere decir que tienen entre 15 y 17 años, y están preparados para crear un proyecto que será elegido por ellos mismos y que desarrollarán a lo largo del curso. Esos proyectos pueden ser, visitar a los ancianos en residencias o a los niños de un orfanato. Siempre como es normal acompañados por su monitor.
Cuando ya han llegan a los 18 años ya están en “fuegos”, y se cuelgan su pañoleta roja. Aquí el nivel de responsabilidad es mayor, esto quiere decir que deben realizar un servicio en solitario elegido por ellos orientado a ayudar a la sociedad.
Pero esto no termina aquí, porque tienen que tomar la última decisión o seguir su camino o continuar con la metodología del grupo formándose como monitor. Una responsabilidad aún mayor.
Además, de todas las actividades que se realizan en cada grupo, hay algunas que hacen conjuntas. A veces, puede ser un día completo y otras un fin de semana, pero el plato fuerte viene en verano, cuando se desarrolla el campamento.
Sin lugar a dudas, es una experiencia inigualable para los chavales, además de pasarlo genial y aprender, hacen nuevos amigos y se establecen unas lazos que valen la pena.
Si quieres conocer a este grupo de 70 chicos y chicas, contando con los expertos monitores, solamente tienes que pasarte los sábados de 12 a 14 horas por la Casa de Juventud, situado en el parque JH. No importa la edad, solamente tienes que tener ganas de pasarlo bien.