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Tesoros arquitectónicos: El puente romano

Tesoros arquitectónicos: El puente romano

miércoles 23 de abril de 2014, 12:06h
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Tesoros arquitectónicos: El puente romano
Son varias las calzadas de tiempos de los romanos que surcan los alrededores de nuestra comarca (como la más famosa de Cercedilla) y que, como este prodigio de la arquitectura, todavía quedan en pie para recordarnos la sabiduría de aquel imperio.
Como cuenta José de Vicente Muñoz en su Album gráfico de Torrelodones nunca se llegó a un acuerdo sobre la terminología de este puente, legado de los romanos en nuestra región. Algunos dicen que su nombre original era “Puente de la Alconzorra”, que corresponde a un animal que encontraba en el entorno del puente un hábitat favorable; otros prefieren la denominación de “Puente de la Calzorra”, utilizando un despectivo de calzada, ya que este camino debió ser considerado como de cuarta o quinta categoría.
En realidad, este puente romano está dentro del término municipal de Galapagar, pero desde siempre los torrelodonenses lo hemos considerado un poco nuestro. Razón histórica tampoco nos falta: tanto este puente como el contiguo Puente de las Minas y el Puente de Peregrinos en la antigua carretera de la Coruña, han sido considerados por los historiadores como pertenecientes a Torrelodones, tal y como demuestran documentos como el de la Cédula Real del Archivo Histórico Nacional, con fecha del 24-XI-1725, donde, hablando sobre el Puente de las Minas, se dice: “... para la exención de la obra del Puente que se está haciendo en el arroyo que llaman de Peregrinos, jurisdicción de la Villa de la Torre de Lodones.”
Sea de quien sea el dicho puente, lo cierto es que bien vale una visita y la admiración de todos los que se asomen a la dilatada historia de estas piedras que cabalgan todavía en equilibrio sobre el mancillado Guadarrama. Durante años, esta zona fue un lugar predilecto para los excursionistas, pero luego sufrió el abandono y el olvido, más o menos similar al que se le profesa hoy en día. Cruzarlo sorteando las rendijas entre las piedras (a través de las que uno podía ver el río) era ya una actividad casi temeraria, lo que recientemente se ha visto a bien solucionar con una capa de cemento a modo de unión. Al menos, se puede cruzar con seguridad. Aunque lo contaminado del río no acompaña, la carga histórica de este pequeño monumento justifica la excursión.

Cómo llegar: Desde Torrelodones, ir por la carretera de Galapagar y, tras sobrepasar la vía del tren y el río, y pasado el desvío de la Urb. Las Minas, llegaremos a un cruce que tomamos a la derecha (cartel: “Urbanizaciones”). Después girar la primera a la izquierda (“Urb. Los Jarales”) y continuar por esta C/ Pino hasta el siguiente cruce, en el que seguiremos recto por la C/ Cedros. Esta calle desemboca en la C/ Encina, la cual seguiremos hacia delante hasta su final. Aparcar sin desatender el aviso de “Prohibido depositar residuos”. A la derecha encontraremos una valla metálica con una puerta y un cerrojo, el cual tenemos que abrir para tomar el pequeño sendero que desciende y que, en poco más de 100 metros, nos conduce al puente.
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