“Sin su polinización, tanto de especies de flora silvestre como agrícola, no podrían formarse los frutos y semillas, imprescindibles para la sucesión ecológica”, ha recordado el consejero de Medio Ambiente, Agricultura e Interior, Carlos Novillo. Ha recordado que los bomberos actúan si se localiza un enjambre en situaciones de evidente peligro para las personas, como es el caso de que se encuentren sin colmena y al descubierto. También cuando se encuentran en un punto sensible de tránsito como colegios, hospitales, centros públicos o zonas infantiles. Cuando las colmenas están ubicadas en lugares de difícil acceso o que no presenten riesgo para las personas, este trabajo lo realiza un apicultor.
Para ello, los bomberos acuden provistos de sus equipos de equipos de protección individual, herramientas y caja cazaenjambres, conforme al procedimiento. Seguidamente, proceden a recoger e introducir el mayor número posible de abejas en este artilugio, para posteriormente colocar sus cuadros de cera, acordonar la zona y proceder a la retirada de la colmena por la noche. Después avisan a un apicultor que se hace cargo de ellas, para que puedan seguirán con su trabajo de polinización de flores mientras recolectan néctar y polen.
Con la llegada de la primavera, aumentan las llamadas al teléfono de emergencias 112, alertando de la presencia de enjambres de abejas en núcleos urbanos. Los años en los que se producen inviernos suaves y primaveras lluviosas, como es el caso del actual, se disparan estos sucesos. Además, en mayo se concentra el mayor número de avisos, en torno al 70 por ciento, lo que implica alrededor de 400 salidas, 12 diarias, en las que se precisa la intervención de los bomberos.