El Ayuntamiento deberá recepcionar las urbanizaciones

La mayoría de los habitantes de Torrelodones no viven en el casco urbano, sino diseminados por los alrededores del municipio. La conservación de estas zonas levanta polémicas ya que, en ocasiones, las competencias entre vecinos y Administración no están definidas. Para que el Ayuntamiento conceda una licencia a la hora de desarrollar un suelo, el terreno tiene que estar constituido como solar, es decir, urbanizado y con todos los servicios. Julián Nieto, Concejal de Urbanismo, comenta que antes, los propietarios se constituían en entidad colaboradora del Ayuntamiento, lo que significa que se responsabilizaban del desarrollo y mantenimiento de su comunidad. Así han estado funcionando mucho tiempo y así sigue la mayoría, porque el Ayuntamiento no tenía capacidad de asumir estas funciones. "En las anteriores elecciones", afirma el concejal, "decidimos que tendríamos que recepcionar la mayoría de las urbanizaciones posibles, entre otras cosas, porque así lo exige la Ley de Suelo vigente". Para ello, las urbanizaciones han de cumplir unos requisitos referentes al alumbrado público, la pavimentación, las aceras, las redes de saneamiento, etc. La mencionada Ley del Suelo también contempla que el Ayuntamiento está obligado a aportar un determinado porcentaje (el 30% es lo estipulado en Torrelodones) a las obras que sean necesarias para llegar al nivel exigido. Además, si alguna urbanización no desea ser recepcionada, el Ayuntamiento tiene la obligación de colaborar en su conservación. Las urbanizaciones recepcionadas son Pradogrande, Peñascales (las 5 antiguas colonias), el Polígono 1 de Peñascales y las Rozuelas. Los Bomberos está en trámite y al menos otras 10 esperan su turno. Hemos hablado con los representantes de cinco urbanizaciones, que ejemplifican la diversidad de opiniones ante esta iniciativa:
Conversaciones infructuosas: El Monte I, II y III
El pasado abril, alcalde y asociación de propietarios mantuvieron una reunión en la que el primero expresó su voluntad de recepcionar esta urbanización, una de las 7 que integran Peñascales. Sin embargo, discrepan en algunos puntos: el Ayuntamiento pretende que, una vez recepcionada, la Entidad Urbanística El Monte deje de existir, permitiendo, en todo caso, una asociación de vecinos de carácter voluntario. El presidente de la misma desde hace 15 años, Karl Womer, afirma no poder consentir que la asociación que paga el 70% de las obras de conservación (el restante 30 % corre a cargo del Ayuntamiento) sea de carácter voluntario ya que, argumenta, "son obras de las que se aprovecharán todos los vecinos". Hay que remontarse a los inicios de esta entidad (en 1985 el Monte I y en 1990 los Montes II y II) para comprender su importancia en esta comunidad. Ya en 1998, cuando se les denegó el permiso para fusionarse (cuando, en realidad, ya estaban funcionando conjuntamente) comenzaron los desacuerdos. Según afirma el presidente, el abandono por parte de la Administración ha sido total. No han recibido ninguna subvención para obras de mantenimiento desde 1998. Por ahora, ninguna de las partes cede en su postura por lo que, de momento, el avance resulta difícil.

Esperanzados: Nuevos Peñascales
La urbanización de Nuevos Peñascales, ubicada en la zona contigua a la antigua Carretera del Pardo, está recepcionada hace 6 años. Su presidente, Sebastián Menéndez Escribano, asegura que las cosas iban mejor antes, cuando estaban constituidos en entidad urbanística. La asociación se disolvió hasta que hace tres años volvieron a reconstituirla contando ahora con, aproximadamente, 140 asociados. Sebastián comenta que durante los últimos dos años se han sentido abandonados por parte de la Administración, sin obtener respuesta a ninguna de sus numerosas reclamaciones. Sin embargo, recientemente han obtenido un compromiso formal por parte del alcalde de seguimiento, con reuniones periódicas cada tres meses, ante lo cual han visto renovadas sus esperanzas.

Tiempo al tiempo: Los Robles
Para esta urbanización que, con 340.000 vecinos y 35 años de existencia es una de las más antiguas de Torrelodones, la recepción es un proceso que requiere tiempo. Gema Alberquilla, su administradora, afirma que, de momento, el Ayuntamiento les ha subvencionado con el 30% todo lo que le han ido pidiendo. La última actuación fue la de arreglar los depósitos del agua, pero todavía faltan por cubrir muchas necesidades: "La idea general es que sea recepcionada", afirma Gema, "pero primero hay que poner las cosas en orden".

Estamos bien así: El Gasco
José Manuel Chinchilla, presidente de El Gasco, opina que el tipo de gente que vive en esta urbanización tiene una concienciación especial por el lugar: "Aquí hay viviendo hasta tres generaciones". No quieren la recepción del Ayuntamiento que les haga modificar su estilo de vida y tener que, por ejemplo, poner aceras. Comenta que "el sentir general de los vecinos es que, aunque esté más rústica, es mejor así". Un 90 % de los vecinos colabora con el mantenimiento de la urbanización, según lo regulado en sus estatutos, y llevan a cabo las obras con la colaboración del Ayuntamiento. Claro que tienen quejas puntuales, como su disconformidad con los contenedores que les ha impuesto el Ayuntamiento. Afirma que existen muchos aspectos mejorables, pero la iniciativa ha de ser vecinal.

Más civismo: La Berzosilla
La Berzosilla no cuenta con una comunidad de propietarios organizada. Uno de los vecinos más reivindicativos, Antonio Gareli, comenta que es difícil llegar a acuerdos entre los propios vecinos. Se encuentran con problemas como parcelas sin construir que están descuidadas, con una maleza muy alta que aumenta el riesgo de incendio. "Aunque no haya comunidad tenemos que pensar que vivimos en sociedad", reclama Gareli. Recientemente han llegado a un acuerdo para poner alumbrado público en todas las calles, para lo que el Ayuntamiento aportará el 30%. Gareli afirma que en las últimas reuniones que ha mantenido con el alcalde, hace sólo unos meses, ha logrado compromisos de colaboración. Sin embargo, de momento son todo buenas intenciones de palabra, pero faltan los hechos.