La más antigua de todas ellas es, precisamente, la festividad de San Blas, que se conmemora el 3 y 4 de febrero. A los siglos XII y XIII se remontan las referencias más antiguas a los festejos en honor a este santo, lo que lo convierte, explica Cuesta, en el patrón secular más antiguo de Collado Villalba, anterior a San Antonio y Santiago Apóstol, aunque su celebración, en comparación, sea hoy en día la más modesta y familiar.
“Cuando yo era pequeña, la fiesta de San Blas la celebraban las familias de Collado Villalba con una misa y la comida de hermandad, amenizada por la dulzaina y el tambor”, explica Cuesta. Esa elección de música, como el resto de celebraciones, se sigue manteniendo en la actualidad y conecta a Collado Villalba con sus raíces segovianas, ya que la localidad pertenecía en su tiempo al Sexmo de Casarrubios. “Incluso el Rondón que se baila en San Blas es una especie de jota segoviana”, explica.
La fiesta de San Blas fue poco a poco perdiendo entidad, sobre todo con el ‘boom’ de llegada de nuevos vecinos a Collado Villalba en la década de los 80 del pasado siglo, pero nunca se ha dejado de celebrar, explica Cuesta, como la fiesta de la Peña Redondera, que se celebra el Lunes de Pascua con una merienda popular en el sito de la Peña Redondera, en la subida a Fuente Pizarro. También mantienen la visita de los Carteros Reales el 4 de enero.
Pero otras sí, por eso en 1992 un grupo de vecinos del Pueblo fundaban la Cofradía, cuyo primer presidente fue Marcelo Rodríguez, El Titi. Después le seguiría Pedro Martínez, Peri, que le ha cedido el testigo a Lourdes Cuesta. La Cofradía tiene por estatutos un número máximo de 135 miembros, hoy al completo, para poder respetar en sus celebraciones el aforo del Salón El Capricho, construido entre 1933 y 1934 por los vecinos del Pueblo, y en el que siempre han realizado sus celebraciones. Lo hacían cuando lo gestionaba la Fundación Aurora y lo han seguido haciendo tras la cesión de este espacio al Ayuntamiento, que se hizo con esa condición: que siempre se celebraran allí San Blas y otras actividades populares.
A la Cofradía de San Blas les debemos la recuperación de otras celebraciones como la Iluminaria en honor a San Sebastián, que se celebra el 20 de enero con una gran hoguera en la que antiguamente se quemaban todo tipo de enseres viejos; o la festividad de San Pedro y San Pablo, el 29 de junio, en la que los mozos iban dejando flores (o cardos) en las ventanas de las muchachas del pueblo. Ahora ya piensan en organizar otras actividades, orientadas como siempre “a dar a conocer nuestras tradiciones, raíces y cultura y no perderlas”, explica su presidenta.