Llevan dos años más o menos con la productora, trabajando sobre todo en publicidad corporativa, pero fue el año pasado, cuando estaba terminando el primer confinamiento, cuando su trabajo comenzó a despegar: el Ayuntamiento de Madrid les encargó un documental sobre el COVID. “Fue un punto de inflexión”, asegura Miguel Sánchez, director y escritor, vecino de Las Matas.
Ese documental, titulado ‘Juntos’, está dedicado a los servicios de emergencias (SAMUR, Policía, Bomberos, funerarias, hospitales…) y cuenta desde un punto de vista “emocional e incluso poético”, explica Miguel, como fue la respuesta ante la primera oleada del COVID. “Fue muy interesante ver por lo que habían pasado. Se encontraron con algo tremendamente duro”. El resultado se puede ver en la plataforma Viemo.
Después ha llegado ‘Jabato’, su primer trabajo de ficción, un mediometraje que, sin poder desvelar mucho de la trama, es “una historia de expiación entre dos hermanos que se meten en un lío muy gordo porque les deben dinero, van a cobrarlo, y no aparece la persona que tiene que pagarles. Toman una decisión equivocada, y como decía Aristóteles, la tragedia ocurre cuando para salir de ella, toman otra decisión todavía más equivocada aún y se convierte en tragedia”.
Lo rodaron después del verano y cuando la curva de contagios volvía a ascender. El COVID hace que rodar sea “un lío”, reconoce. “Hay un trabajo muy grande no verbal en un rodaje, con las miradas, con las bocas... que dificulta la mascarilla”. Pero esto es sólo la anécdota, pero cierto es que “encarece la producción, las pruebas PCR, mascarillas, limpiar la cámara cada dos por tres, reducir los grupos, parar el rodaje si hay un contagio… dificulta bastante el proceso, pero se puede”.
Los interiores de ‘Jabato’ se rodaron en una casa abandonada que hay en la parcela de Miguel, en Las Matas. Los exteriores, en Chinchón. “Fue una aventura, como siempre es un rodaje, pero estamos muy contentos”. Ahora están en la recta final de post-producción, para lo que han abierto un crowfunding en Verkami, que les ayudará a terminar el color, el sonido y con la distribución. Cuando esté, harán un pase privado en los Renoir y empezarán a enviar la cinta a festivales.
Además tienen otros proyectos en cartera, entre ellos un cortometraje en preproducción, ‘Mamá’, y un largometraje documental, titulado ‘Salvaje’, sobre una mujer que vive en Ávila y que rescata caballos maltratados y los cuida. También les gustaría sacar adelante un largometraje de ficción, que se llamaría ‘Mundo flotante’.
Miguel reconoce que “rodar nunca es fácil”, pero trae muchas satisfacciones. “El cine es la incertidumbre, pero es muy bello, muy bonito. Cuando consigues terminar algo, cuando parecía tan difícil, cuando has visto al equipo tan entregado… dices, ha merecido la pena”.
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