La imagen pertenece a una de las varias cajas vaciadas en la basura por un supermercado local y a la pregunta de por qué se tiran, el empleado contesta que es política de empresa: eliminar los productos que presentan un mal aspecto, están en mal estado o pasados de fecha. Pero además hay otra realidad, la mitad de los alimentos en buen estado que se tiran provienen de los hogares.
Detrás de las normas de los supermercados, aparentemente razonables, hay otros hechos importantes de tener en cuenta. Se denuncia que la industria alimentaria es responsable de procedimientos de despilfarro como los criterios comerciales y estéticos de los productos. Los agricultores reconocen que en ocasiones el 40 por ciento de frutas y verduras se quedan en el suelo porque tienen “aspecto feo”.
Por otra parte, sobre las fechas de caducidad es sabido, que son una simple guía para orientar al consumidor y proteger al productor de posibles demandas; sin embargo, esto no significa necesariamente que un producto no sea apto para su consumo. Por ello, algunas organizaciones sociales solicitan estos alimentos “caducados” para atender colectivos con necesidades urgentes de alimentación. Aunque existan algunos contados acuerdos entre grandes supermercados y los bancos de alimentos, la falta de creatividad y los intereses económicos contrarios promueven el despilfarro y no activan la donación.
El desperdicio está en toda la cadena de distribución, en los procesos industriales, en los mercados, en los restaurantes, pero también en las casas. Especialmente, las promociones publicitarias como el compre 3 y pague 2, que alientan a consumir más de lo que se necesita están perjudicando aún más. Sin embargo, hacer una lista previa de la compra con lo necesario, congelar, hacer conservas, no cocinar más de lo que se va a consumir, comprar frutas y verduras “feas”, etcétera, pueden ser algunas ideas para que la ciudadanía corrija al sistema y cambie la situación. En definitiva, son urgentes leyes y campañas para concienciar y exigir a todos los sectores, porque la situación es como poco surrealista: toneladas de alimentos se tiran y miles de familias no tienen que comer.