Miércoles 23 de abril de 2014
Es difícil comprender cómo un rincón como éste, cerca del emblemático Canto del Pico y con unas excelentes vistas al horizonte, desde el que se observa la extensión de bosque autóctono de los Peñascasles (lo que queda sin construir) y hasta se pueden apreciar los edificios emblemáticos de Madrid, no motive a otra cosa que a deshacerse de las basuras y los desperdicios.
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