Tras 100 días
miércoles 23 de abril de 2014, 12:06h
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El nuevo equipo que gobierna el ayuntamiento, con la oposición del Partido Popular encabezado por un Laorden que a lo mejor tiene sus meses contados, porque después del 20-N puede ser llamado para otro cargo “a dedo”, ya ha podido hacer balance de lo que se puede o no hacer en este mandato. Han sido muchos años de gobierno del Partido Popular y cambiar ciertas querencias, costumbres y demás servidumbres no va a ser fácil.
Por lo pronto, parece que Vecinos va a tratar de abortar el crecimiento del tráfico y consumo de drogas en el municipio, que parecía como que no había llegado y que al parecer está en las puertas de los colegios, como en toda la comunidad madrileña. Esa lacra, muchas veces consentida, tiene nombre y apellidos. En Torre todos conocen a los vendedores y donde se vende. Habrá que preguntarse por qué, si todo el mundo lo sabe, no se pone remedio. Eliminando los puntos de venta, deteniendo una y otra vez a los camellos, algún efecto tendrá. Lo malo es que algunos traficantes suelen ser confidentes policiales y se les haga la vista gorda para que informen, a cambio, de otras actividades que parecen preocupar más…
En lo económico, el panorama es, como en el resto de municipios, de tratar de pagar a los proveedores, nóminas y poco más. Porque los ingresos ya no son lo que eran y se dejarán de atender muchas obras sociales, arreglos de instalaciones deportivas, actos culturales.
Cien días pueden ser suficientes para empezar a tomar las riendas de un municipio sin continuidad política. Parece que la anormalidad hallada está dentro de la normalidad, aunque siempre habrá opiniones de lo mal que se hizo antes, y los siguientes de lo mal que lo hicieron estos. Se trata, en definitiva, de que la situación que se vive a nivel nacional, a nivel europeo, de pesimismo, de malos augurios, de que nos toca pasarlo mal durante no sé cuántos años, se pueda capear en Torrelodones dado que por ahora no sucede como en otros municipios del sur, donde aparecen cajones llenos de facturas no contabilizadas y gastos faraónicos difíciles de asumir.
Hay que dar un diez en transparencia al actual equipo que ha conseguido llevar el teletrabajo hasta el punto de que desde internet se podía ver en directo el último pleno. Los demás deberían aprender, porque en el siglo XXI no podía ser menos.