¿Qué pasó con el Cine Charlot?

En el pasado número de nuestra revista los jóvenes dejaron patente la falta de ocio joven en nuestro municipio. Una de las quejas más sonadas fue la falta de un cine en nuestra localidad y hemos querido preguntarnos cuál es la historia y qué pasó con el cine Charlot de la Colonia.

Invitados a reabrir sus puertas para un “último pase”, ViveTorre entró en el cine de la mano de Alberto Adán, antiguo “ayudante de cámara” que trabajó allí durante muchos años. Mientras recorremos el desmantelado hall con él, nos invita con sus recuerdos a escuchar los inicios del cine. Durante los años cincuenta, la finca “La Gardenia” (en frente del café que lleva el mismo nombre) alojaba un cine al aire libre donde los vecinos de aquel Torrelodones iban a pasar muchas tardes. Su impulsor fue Mariano Cuesta, que viendo el éxito a lo largo de casi dos décadas, decidió construir una sala acondicionada y cubierta para Torrelodones. Con un precio de 70 pesetas por entrada, la inauguración tuvo lugar en 1970 proyectando “Candilejas”, de Charles Chaplin. “De ahí su nombre”, nos cuenta Alberto señalando uno de los varios posters de Charlot que hay en ese hall.

Abrimos la “Sala 1” y entramos a su oscuro interior con una sensación de nostalgia. Nuestro guía sigue con su historia. La Sala 1 era la única al principio, pero en ella había unas 600 butacas; asientos mucho más estrechos e incómodos que los actuales. Pronto se hizo pequeña, ya que Torrelodones era de los pocos pueblos de la sierra madrileña con un cine. En 1992, se reformó y, mediante una obra, el palco o “primer anfiteatro” se cerró para dar lugar a una nueva sala de proyecciones con 150 butacas, quedando abajo 350. Fue esta la última remodelación importante que dotó al cine de dos películas por pase.

Por unas escaleras estrechas subimos a la sala de proyección y montaje. Alberto nos enseña cómo unía los trozos de las películas, que suelen tener 5 o 6 km de longitud. Mientras nos muestra el antiguo y cansado proyector, nos cuenta el fin de la historia. A finales de los 90, se abrieron multitud de centros comerciales con cines que contaban con docenas de salas. Poco a poco, el cine Charlot fue perdiendo público y, con él, sentido. Sus últimos años fueron una lenta agonía, que acabó el 17 de junio de 2006, fecha del último pase. Actualmente, el cine está en venta. “Sus dueños actuales -los hijos del fundador del negocio- sienten mucha pena, pero sabían que iba a ser inevitable”, nos cuenta Alberto mientras salimos de nuevo a la calle e intenta, casi a golpes, hechar la llave a la puerta, que se cierra de manera muy incómoda; y añade: “hoy en día no hay sitio para esto; es un negocio que ha dejado de valer”.