En esta muestra la artista italiana ofrece una variedad de mándalas procedentes de India, Tibet o la cultura maya, inspirados en patrones de la naturaleza; en la geometría sagrada; en los denominados crop circles o rosetones de catedrales, que fusiona con el propósito de reflejar la importancia del círculo en nuestra vida cotidiana; de cómo los mándala forman parte de nosotros y del todo: desde una célula, al átomo, el sol, la luna, los ojos, las espirales, el círculo como símbolo del Universo…, en una invitación a la meditación, a hacer una prospección al interior de cada uno, para aprender, como a través de un espejo, a mirarse y auscultarse, y respirar la belleza que habita en cada uno.
La palabra mándala procede del Sánscrito y significa “círculo o centro sagrado” entre el macrocosmos y el microcosmo muy utilizado en la cultura budista e hinduista. “Lo que más me atrae del Mándala es que es un arquetipo, una fuerza natural al que respondes instintivamente y te cautiva”, señala la artista.