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Ver, avisar, actuar

Ver, avisar, actuar

miércoles 23 de abril de 2014, 12:06h
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Se definen como servidores públicos y su principal objetivo se orienta a la prevención de situaciones de grave riesgo colectivo, catástrofe extraordinaria o calamidad pública.En caso de que ese riesgo se materialice, actúan. Protección Civil de Torrelodones es un equipo formado actualmente por tres técnicos y 30 voluntarios entregados a salvaguardar el bienestar de los vecinos, cubriendo el creciente aumento de los riesgos a los que está sometida la población, desde inundaciones, terremotos, a explosiones de gas, accidentes de tráfico, o incendios forestales. “Ver, avisar, actuar”, es el mensaje que deben tener presente los vecinos si visualizan algún accidente.
Antonio, Rubén y Javier son los técnicos con los que cuenta Protección Civil de Torrelodones y los tres llevan cerca de 18 años en este servicio. Antonio Lobo trabajaba en Protección Civil de Majadahonda hasta que en septiembre de 1993 se desplazó a Torrelodones para formar, como jefe del servicio, a los que son hoy sus compañeros: Rubén Eguiluz y Javier Ardila, entre otros. En enero del 94, Protección Civil se crea como servicio municipal oficialmente.

Antonio cuenta que este oficio es totalmente vocacional. Confiesa que desde los 14 años, veraneando en Galicia, “ayudaba a apagar los incendios que se producían en mi tierra”, y ya tenía claro que su oficio debía basarse en ayudar y proteger a los demás. “A mi madre le decía que si olía a humo era debido a que había hecho sardinas en la playa”. Hoy Antonio es el jefe del servicio y afirma que los comienzos estuvieron llenos de buena voluntad, ingenio e improvisación. Comenzaron con un “despacho” compuesto por un tablero, dos borriquetas y dos sillas en la Casa de Juventud donde Antonio recibía a futuros voluntarios. Al principio eran ellos mismos los que tenían que costearse el vestuario. “El día que entré en el servicio me dieron una lista con el material que tenía que comprar”-dice Rubén entre risas. El resto de recursos lo completaban una furgoneta que les dejó el padre de Antonio haciendo con ella una ambulancia improvisada, un walkie de radioaficionado y un chaleco compartido. “Los primeros incendios los teníamos que apagar con mochilas de agua”, comenta Antonio. “Unos a otros nos retroalimentábamos con los conocimientos y la formación que teníamos cada uno y, como una familia, hemos visto como unos han hecho de Protección Civil su profesión, a otros les ha mostrado la vocación de servidor público y se dedican hoy a la sanidad e incluso a otros les ha dado la oportunidad de conocer a sus parejas y formar una familia, como es el caso de Rubén y de Javier”.

Quizá muchos vecinos identifiquen a Protección Civil como “los de naranja” sin saber exactamente cuáles son las funciones que llevan a cabo. “Los que están en las fiestas controlando que no pase nada. Están en todas partes donde hay eventos con mucha gente”, dice una vecina. “Creo que son los que cuando pasa algo vienen antes que nadie para realizar los primeros auxilios”, dice otra. “Protección Civil hace lo que no es competencia de la policía local ni de la guardia civil”, comentan. Todas estas afirmaciones son ciertas pero no exactas, aunque también en muchas ocasiones se han visto en situaciones poco menos que curiosas y extraordinarias que ni ellos mismos imaginaban. Desde perseguir a dos monos durante un mes por toda la localidad (sólo se encontró a uno), encontrarse unos leones abandonados en la Avenida de la Dehesa, a ejercer de niñeros de un cerdo vietnamita, coger víboras en casas para llevarlas al campo o ver cómo intentaban apuñalarles desde una ventana mientras asistían a un herido grave en el puesto de socorro durante las fiestas patronales. Pero esto son anécdotas del servicio que se producen de manera extraordinaria.

Un enero cualquiera
El día a día de Protección Civil basa sus actuaciones en la previsión y análisis de riesgos, la prevención de los riesgos identificados, la planificación de las actuaciones en situaciones de emergencia, y la intervención y rehabilitación en dichas situaciones si éstas se materializan. Dicho así quizá parezca un poco abstracto pero focalicemos sus funciones en un enero cualquiera. Durante este mes, Protección Civil ha llevado a cabo, además de actuaciones como la revisión de los medios de protección contra incendios de los edificios municipales, el estudio de Planes de Autoprotección de empresas locales para su informe favorable, el mantenimiento de equipos y vehículos del servicio, y entrevistas a posibles nuevos voluntarios entre otras funciones, las siguientes actuaciones:
La Cabalgata de Reyes: este año el éxito de la cabalgata no habría sido tal sin la participación
de Protección Civil que un mes antes ya preparaba el dispositivo y comprobaba que se contaba con los permisos necesarios (este año especiales porque participaban animales). Una cabalgata que contó con la intervención de 15 voluntarios, 3 técnicos, Guardia Civil, Policía Local y personal del Ayuntamiento.

La pedestre popular que cada año cuenta con más participantes tiene este año el respaldo de 15 voluntarios, los técnicos, y 10 voluntarios de Protección Civil de Villaviciosa de Odón.

Dentro de sus labores de prevención, que son las más comunes, Protección Civil ha llevado a cabo y debido a las bajas temperaturas que sufrimos este invierno, dispositivos preventivos por nevadas y vientos fuertes además de la actualización del Plan de Actuación ante Inclemencias Invernales. Asimismo, todo el personal ha realizado prácticas de montaje de la pala quitanieves y esparcidor de sal así como prácticas de conducción del vehículo quitanieves.

Además, y dentro también de la fase de prevención, el servicio ha impartido cursos de primeros auxilios a los vecinos y a la Escuela de Hostelería, un curso de evacuación al personal de la Escuela Infantil Las Ardillas en aplicación de su Plan de Autoprotección y han dado cobertura a los partidos de baloncesto del polideportivo (con 4 voluntarios), y a los eventos de ocio juvenil nocturno que han tenido lugar en Torreforum.

Claro está que cuando la prevención aumenta, disminuyen los riesgos y la fase de actuación se aminora; pero hay accidentes que no se pueden prever ni prevenir. Un ejemplo de ello es la oleada de incendios en los contenedores de Torrelodones que ha habido durante el mes de enero. Hasta 5 se incendiaron por la misma razón: el vertido de cenizas prendidas de chimenea que no han sido apagadas completamente. En el mejor de los casos, las consecuencias pasan por la lógica alarma social, el desplazamiento de servicios de emergencia para su extinción y los daños en los propios contenedores; pero en algunas ocasiones, las llamas se propagan a la vegetación perimetral de fincas habitadas e incluso a vehículos.

Por otro lado, y también en labores de actuación, el Servicio ha tenido que asistir sanitariamente a personas por accidentes de diversa índole: caídas tanto en la calle como en domicilios, algunas de ellas con fracturas, o intervención en dos accidentes de tráfico con daños personales leves. En alguno de estos casos, el trabajo no acababa ahí. Con posterioridad al suceso se realizaba una valoración de la zona y se eliminaba directamente el riesgo si era posible o se comunicaba el mismo para su eliminación.

Asimismo, acudieron a un aviso por un posible electrocutado tras la caída de tendido eléctrico cuando se realizaban trabajos de poda, a una fuga de gas, al incendio de una vivienda abandonada y a una rotura de tubería en vía pública con posibles inundaciones en garajes.

Y es que tanto los técnicos como los voluntarios trabajan mano a mano en cualquier situación de riesgo para evitar accidentes o catástrofes y muchas veces, arriesgando sus vidas. “Nosotros hacemos lo que sea por salvar una vida”- afirma Antonio.

Dentro de las macroactuaciones más relevantes se pueden indicar el incendio del monte
Abantos (en el que se quedaron cubriendo toda la A-6 entre Villalba y Puerta de Hierro y municipios aledaños), los incendios del Canto del Pico o Las Marías o la catástrofe del 11M. En el año 2005, participaron en un proyecto para el desarrollo de la protección civil europea y ocho voluntarios y un técnico acudieron a Italia a participar en un simulacro de inundación con servicios de emergencia de otros doce países. Durante el desarrollo del mismo, se produjo el desbordamiento del río Po en numerosas localidades, por lo que debieron trabajar en una emergencia real durante días.
“Tras emergencias de este tipo-comenta Javier- hacemos autoevaluación tanto para aprender como para liberar tensiones. Es importante que no nos guardemos las sensaciones, y es necesario que lo hagamos con nuestros iguales”. “Hay intervenciones que pueden llegar a afectarte”.

Riesgos y prevención
Según el Plan Territorial Municipal de Protección Civil, el riesgo catalogado como alto por su probabilidad y vulnerabilidad y los puntos donde éste se presenta más a menudo son los accidentes de tráfico. Los puntos más conflictivos en relación a este riesgo son: la A-6 en sus kilómetros 30 y 33, la carretera de Hoyo o la carretera de El Pardo.

Por otro lado, en los riesgos catalogados como medios se encuentran, por ejemplo, los incendios forestales aunque pueda parecer sorprendente debido a que estamos rodeados por dos parques naturales. Éstos aumentan su vulnerabilidad en zonas con mayor vegetación aunque las zonas con más riesgo de inicio son las limítrofes con la urbana como los Robles, El Gasco, la Berzosilla, Las Marías o los Peñascales; y sin embargo, su probabilidad no es muy alta.

Finalmente, entre los catalogados como de riesgo bajo, encontramos las grandes nevadas, pues la probabilidad de que se produzcan no es muy elevada y su vulnerabilidad en cuanto a daños personales y materiales no es destacable. Cuando se producen nevadas, la Carretera de El Pardo y los Peñascales suelen ser de los puntos más conflictivos.

En los casos de nevadas, Protección Civil aconseja tomar medidas de prevención y autoprotección. Si se va a viajar con el coche, se deben revisar neumáticos, anticongelante y frenos, además de llevar cadenas, ropa de abrigo, y un teléfono móvil con el cargador. En el caso de quedar atrapado por la nieve, lo aconsejable es permanecer en el coche y dejar el motor del vehículo encendido con la calefacción puesta sin dejar de comprobar en todo momento que la salida del tubo de escape está libre para que el humo no penetre en el coche.

¿Qué hacer en caso de accidente?
Hay que recordar que todos los ciudadanos mayores de edad, tienen “la obligación de colaborar, personal y materialmente en la protección civil en caso de requerimiento por las autoridades competentes”; esto es “el cumplimiento de las medidas de prevención y protección; en la realización de prácticas oportunas y en la intervención operativa en las situaciones de emergencia que las circunstancias requieran”. Pero muchas veces en nuestro afán por ayudar no tenemos en cuenta lo que nos rodea y los riesgos que corremos si no marcamos unas pautas de protección y actuación adecuadas.

La conducta P.A.S., o lo que es lo mismo, Proteger, Alertar, y Socorrer debe ser nuestro lema.

Protección Civil explica que lo primero es protegernos a nosotros mismos, ya que “de poca ayuda vamos a servir si también resultamos heridos”, apunta Rubén. Por ejemplo, “deberemos parar correctamente nuestro vehículo y mirar bien antes de salir, haciendo uso del chaleco reflectante”. Después, deberemos proteger el lugar del suceso indicando a otros vehículos que hay un coche en medio de la calzada si el anterior accidente es a la salida de una curva, para evitar que al final haya más heridos o incluso nosotros podamos estar entre ellos. Tras esto, protegeremos a las personas afectadas.

Alertar al 112 es el segundo paso a realizar. Es fundamental avisar correctamente a los servicios de emergencia, pues un recurso urgente mal solicitado puede llegar a causar incluso la muerte, tanto de la persona a la que estamos atendiendo como de la persona que deja de recibirlo. Por ello, cuando llamemos al 112, es imprescindible decir qué ha ocurrido sin hacer suposiciones; el lugar, el número de accidentados, estado, edad, y si se puede, decir cómo ha ocurrido e indicar factores que puedan agravar la situación. Por ejemplo, que el camión transportara gasolina y exista un derrame en la calzada.

Finalmente debemos socorrer: Una vez que hemos seguido los pasos anteriores, llega
el momento de asistir a las personas accidentadas, siempre en función de nuestros conocimientos y nuestras posibilidades. Hay una premisa fundamental a recordar: si no estamos seguros de lo que hacer, no lo haremos.

Ver, avisar, actuar
“Y no actuar antes de avisar” dice Antonio Lobo. Este es el mensaje que queremos transmitir a los ciudadanos.

Para el concejal de Seguridad, Gonzalo Santamaría, Protección Civil “está a un nivel que podemos encontrar en muy pocos ayuntamientos, de este tamaño y mayores. Los tres técnicos en plantilla son profesionales altamente cualificados que se toman muy en serio su trabajo. Y la Agrupación de Voluntarios es un lujo para nuestro pueblo: una plantilla muy preparada y motivada dispuesta a echar una mano en todo momento y siempre con una moral y alegría contagiosas”.

Son servidores públicos, protectores de las personas y del medio ambiente y difusores de prevención. Ellos contribuyen de manera notable a que Torrelodones sea uno de los municipios más seguros de la Comunidad de Madrid; y es que “Los de naranja”, señoras y señores, dedican su tiempo a protegernos de los riesgos y a prevenir posibles sucesos cuando no arriesgan su vida por las nuestras. Y por si no lo sabían, la mayoría de ellos,es decir, los voluntarios, lo hacen gratis y sin pedir nada a cambio.

Se merecen al menos, además de todo nuestro respeto, que las instituciones que tengan competencias relacionadas con la emergencia, les escuchen y valoren su trabajo.
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