Víctor Oliveras: “A partir de los 60 somos una gran riqueza para el pueblo”
miércoles 23 de abril de 2014, 12:06h
Add to Flipboard Magazine.
Víctor Oliveras se considera un hombre libre y “jubiloso” como otros hombres y mujeres que han encontrado en la vida de un pueblo como Torrelodones una inspiración y un estímulo para desarrollar aficiones y cualidades que quizás no habían sospechado.
Fue técnico de aviación y cuando se “liberó” de las cadenas del trabajo, comenzó a escribir, recitar poesías, disfrutó de la radio municipal y fue presidente del Ateneo de Torrelodones donde llevó una intensa labor. Es crítico, reflexivo y combativo, con un espíritu inquieto que no cesa de generar iniciativas con un gran sentido social. Considera que la cultura está en la calle y no en los despachos.
¿Qué motivaciones personales aparecen a tu llegada a Torrelodones?
Es ya una anécdota el que formara parte de la creación de una Asociación por la defensa del consumidor, a mi llegada en 1987. Era uno de los primeros colectivos que se registraban en un municipio de 6.000 habitantes que aún necesitaba de muchos servicios. Recuerdo lo deficiente que era el transporte hacia Madrid, sin horarios, o los escasos comercios, que no dejaban otra opción que comprar a sus precios elevados. Cuando me jubilé a los 60 años, que no quiere decir que dejara de trabajar, me lancé a un pequeño negocio: la instalación de un campo de minigolf con 18 hoyos en el parque de Prado Grande (Colonia), como alternativa de ocio y, a su vez, una terapia para la población mayor. Desgraciadamente, no se rentabilizó en cuatro años que estuvo abierto al público y aún sigue abandonado donde se ubicó. Luego, han ido apareciendo o sueños dormidos o capacidades sin oxigenar como la escritura o el acercamiento a la poesía.
¿Es la participación social un privilegio de las personas mayores de 60 años?
Hay una franja de población que el ritmo de vida no le permite ser partícipe apenas de ningún tipo de desarrollo cultural o social, es la etapa más amplia de nuestra vida. Los horarios laborales, las distancias recorridas en las grandes ciudades, las complejidades de la vida actual, dejan al individuo exhausto sin tiempo para otras necesidades importantísimas. La juventud goza de una etapa iniciática a la vida social, con una rebeldía que le es propia y que lamentablemente se verá presionada a perder. A los 60 o 65 años, vuelves a recuperar esa sensación de libertad, aunque no tan deliciosa, ya con un enorme bagaje incorporado. De hecho, jubilar viene de la palabra “júbilo”, que refleja el estado de satisfacción por la libertad adquirida. A esta edad, aportas tiempo, experiencia, una enorme riqueza para el pueblo. Pero creo que se desaprovecha, se tira por la alcantarilla…un día te mueres y no ha pasado nada. Creo que este potencial no está canalizado, se pierde y no se aprovecha a todos los niveles.
Sin embargo, hay una connotación negativa sobre la imagen de una persona jubilada o pensionista…
Sí y habría que romper el estereotipo de persona inactiva, inservible. Hay quien nace ya jubilada o quien se muere sin llegar a estar jubilada nunca. Hay quien puede decidir quedarse como “lagarto al sol” pero tenemos la oportunidad de desarrollarnos más que cuando estábamos en “activo”.
El Ateneo fue una iniciativa ciudadana que surgió en el 2001. Fuiste uno de sus primeros socios y presidente por dos años. ¿Cuál es tu reflexión desde aquella experiencia?
El Ateneo consiguió, con el esfuerzo de muchas personas, llegar a ser un referente. Esta entidad pretendía complementar, desde una perspectiva lúdica y amena la posibilidad de participar en un ocio gratificante. Se consiguió una gran oferta de talleres para todas las edades, conferencias, veladas poéticas, premios literarios, etc. En mi opinión, la cultura tiene que ir estrechamente vinculada a calidad y participación. Todo centro cultural debe acoger, encauzar y hacer partícipe a una mayoría de la riqueza que ofrece el grupo que, voluntariamente, ha ofrecido su buen saber.
Me gusta recordar el slogan que se usaba por aquel entonces: “la palabra es la base fundamental de la libertad”. Fue un período de gran crecimiento pero requería consolidar una buena infraestructura.
¿Qué destacarías de la cultura en nuestro municipio?
Pues que la gente puede aportar más a las Casas de Cultura que una simple programación de despacho.
Desde una mesa se puede y se debe programar, hacer un seguimiento de las actividades, facilitar el camino para llevar a cabo iniciativas. Aunque considero que hay un adormecimiento generalizado que no potencia la creatividad, se han producido señales como el movimiento 15 M que reivindica y lucha por las utopías como única forma para que se hagan realidad y que también ha surgido aquí en Torrelodones.
Quiero recordar la experiencia singular de la publicación del libro: “Torrelodones Pueblo de Poetas” que supuso una gran conquista para la expresión de un grupo que está creciendo también entre los más jóvenes. Y de este grupo, quiero nombrar y honrar desde aquí a la poetisa, Trinidad Muñoz “Trini”,
que con sus radiantes 90 años nos ha ofrecido tantos cantos dedicados a nuestro pueblo. Y la radio, un vehículo importantísimo para la cultura en nuestro municipio. En mi opinión, a este medio, habría que potenciarlo para convertirlo en fuente de información local, con contenido cultural en todos los órdenes.
Yo conocí desde niño la radio “Galena” el artilugio que existía entonces como receptor, he vivido siempre con la radio a mi lado y he tenido la gran oportunidad de ser una de las voces que se han expresado desde ese medio….¡Tengo presente la responsabilidad de ese reto!.
¿Cómo fue lo tuyo con la escritura? ¿Qué escribes?
Siempre estuvo latente en mí el gusto por escribir, cuando he tenido el tiempo para sentarme y dar rienda suelta a las palabras ha surgido con facilidad. Puedo decir que tengo una necesidad de narrar épocas y lugares, con especial interés sobre mi bisabuelo y bisabuela, como una forma de no perder su memoria.
Hay un próximo recital poético que viene en camino, ¿no?
Si, será en homenaje a Gabriel Celaya.
Ángel, Elías y yo esperamos que antes de final de año lo tengamos preparado para regalar a quienes quieran asistir.
Lucía R. Oliveras