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TESOROS ARQUITECTÓNICOS

Presa de El Gasco

Esta presa forma parte del sueño nunca cumplido de Carlos III de navegar desde Torrelodones hasta el mar.

miércoles 23 de abril de 2014, 12:06h
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Presa de El Gasco
La idea, aunque ahora pueda parecernos quijotesca, no fue suya. Ya Felipe II ya había intentado canalizar el Tajo hasta Aranjuez, y su nieto Felipe IV había recibido incluso a una flota exploradora llegada desde Lisboa. Pero, en pleno Sigo de las Luces y con Carlos III, apodado “El rey albañil”, la fantasía estuvo más cerca de cumplirse.
De su reinado datan importantes obras de Madrid como el museo del Prado, la Puerta de Alcalá o la iglesia San Francisco El Grande. El ambicioso plan fluvial, en una época en que las carreteras eran menos que recomendables, consistía en construir un canal navegable de 700 Kilómetros que, partiendo de una presa que habría de construirse a la altura de Torrelodones, enlazaría las cuencas de los ríos Guadarrama, Manzanares, Jarama, Tajo, Riansares, Zancara, Jabalón, Guarrizas, Guadalén, Guadalimar, y Guadalquivir. Y de ahí a que Torrelodones pudiera bañarse en el Mediterráneo sólo quedaba un paso.
El encargado de llevarlo a la práctica fue el ingeniero Carlos Lemaur, quien comenzó a levantar la presa en 1785. Llegó a construir un muro de 150 metros de alto y 70 de ancho, pero, en mayo de 1799, una terrible tormenta dio por concluido el proyecto desmoronando parte de la construcción. Así quedó la presa y así la podemos contemplar ahora, como una gran mole de piedras que parece a punto de derrumbarse pero nunca llega a hacerlo, gigantesca pero impotente ante el pequeño Guadarrama que no pudo detener. Hoy, de haberse logrado la aspiración real, la urbanización El Gasco quedaría sepultada bajo las aguas del río.
Además de la vertiginosidad que ofrece las paredes de la presa, llama la atención lo retirado y salvaje que aún permanece el valle en que se enclava. Sus escarpadas paredes graníticas lo han mantenido a salvo de la invasión de las urbanizaciones que proliferan por los alrededores.


CÓMO LLEGAR
Son varios los accesos y caminos que conducen a esta presa, pero los que se encuentran en nuestra localidad (desde Las Marías o desde El Gasco) cruzan propiedades privadas, por lo que están interrumpidos con vallas. El que te proponemos aquí no pasa por ninguna propiedad, aunque presenta el inconveniente de estar fuera de Torrelodones y, por tanto, obliga a desplazarse en coche hasta su inicio.

En coche: Por la vía de servicio de la A-6, dirección Madrid, desviarse por la entrada de la Urbanización del Golf (caseta con barrera a la entrada). Seguir esta calle llamada Avenida Marsil durante 2,9 kilómetros hasta desviarnos por la C/ La Nao, a la derecha, que da entrada a la urbanización de Molino de la Hoz. Seguir esta calle hasta el final, desembocando en la Cabo Machichaco, que tomamos a la izquierda. Nos encontraremos con otra caseta con una barrera que indica la entrada a la urbanización de Molino de la Hoz. Inmediatamente después de esta caseta, giramos por la primera a la derecha, llamada C/ Gerifalte y seguimos por ésta hasta una pequeña calle sin salida que hay a la derecha, enfrente del nº 89, donde aparcamos. (20 minutos desde la salida de Torrelodones)
A pie: Desde aquí sale un camino de tierra evidente, que rodea una valla y sube un poco hasta encontrarse con otro sendero nivelado, que tomamos a la izquierda. No dejar este sendero, que va siguiendo unos antiguos canales que quedan a la derecha del caminante. Pasados unos pinares, seguiremos avanzando con tendencia hacia el interior del valle por el mismo camino que, después de dejar una torre de ladrillo rojo a la izquierda (y un gran caserío blanco abandonado, algo más arriba), nos conduce a la impresionante visión de la presa. En total son unos 15 minutos de paseo tranquilo.
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