Paella y pa’todos

Quien no comió paella fue porque no quiso, ya que desde luego no fue porque faltara: aunque era larga la cola para recibir un plato, con pan y bebida, hubo para repetir y todavía sobró. Ataviados con delantal y espumadera, pudimos ver al alcalde y a varios concejales repartiendo alegremente el preciado alimento a diestro y siniestro. Las mesas y sillas fueron improvisadas por todas partes, desde los columpios infantiles a los bancos o los mismos bordillos del jardín de la Casa Rosa. En ese mismo terreno fue donde se prendió la hoguera el sábado por la mañana, formando unas brasas que fueron cocinando lentamente el arroz de la paellera gigante hasta que, aproximadamente a las 15:00 h, quedó en su punto. Desde aquí enviamos nuestras ¡felicidades a los cocineros!