Diez Días de Danza y arte
miércoles 23 de abril de 2014, 12:06h
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La iniciativa pretende realizar un recorrido por las diferentes disciplinas de la danza abarcando desde el ballet clásico y contemporáneo hasta el musical sin olvidar, por supuesto, el flamenco.
Se abrió el ciclo con danza clásica y contemporánea, en “Armonía en 4 tiempos”, bajo la dirección de Beatriz Sevilla Ciordia. En la misma jornada, otro espectáculo: el dirigido por Francisco Montoya Chamorro que ofreció al público un acercamiento a la danza española, con el montaje “Cármenes y Flamenqueando”.
La colaboración entre los alumnos de la Escuela Municipal de Danza y del Proyecto Roland de la Escuela Municipal de Música hizo posible la creación del musical “Jesucristo Superstar”, en el que ambas dieron lo mejor de sí en dos funciones que llenaron el aforo del teatro Bulevar. Un público entregado premió el esfuerzo de los jóvenes y de los directores de ambas escuelas, Ana Martín, en Danza y Gabriel Castellano, en Música.
Más rotundo fue aún el éxito de la actuación del Real Conservatorio Profesional de Danza Mariemma bajo la dirección de Mar Mel, con también dos representaciones.
Jorge Mora, dirigiendo a la Banda Sinfónica Municipal y contando con la colaboración de la Escuela Municipal de Danza ofreció un concierto contando con coreografías de Beatriz Segovia.
Con danza flamenca, los alumnos de la “Escuela Amor de Dios”, una de las más prestigiosas de nuestro país, con más de sesenta años de experiencia y que desde 2008 cuenta con una sede en Torrelodones, llevaron a cabo su exhibición de fin de curso.
Y para terminar este ciclo de “Diez días danza”, el director de la escuela, Eduardo Serrano, “El Güito”, presentó su espectáculo “Sólo flamenco”. El bailaor es una de las principales figuras del flamenco tras cinco décadas de trayectoria, que comenzó cuando debutó en la compañía de Pilar López, con sólo 14 años, en el Theatre Palace de Londres junto a artistas como Antonio Gades.
Con su personalísimo estilo danzando, haciéndonos dudar a veces de si estamos ante danza contemporánea o flamenca, puso la guinda al ciclo y a su propio espectáculo con una farruca y una soleá, palo este último por el que ha pasado a la Historia del Flamenco. Silbaba su zapato al rozar lentamente la tarima de un escenario sin un solo adorno. “Bailar muy lento es más difícil porque hay que aguantar los tiempos”, nos dice El Güito al terminar. Hora y media de espectáculo de guitarras, cantaores, bailaores y bailaoras a pares donde destacaron sobre todo la compenetración absoluta de voz, instrumento y tacón y el baile de ellas interpretando con tremendo aplomo y calidad su técnica.
El acompañamiento de luces y sonido del Teatro Bulevar fue perfecto y si no hubo bises no fue porque el público no estuviera en pie solicitándolo con sus palmas sino, posiblemente, porque el aforo no estaba lo lleno que sería deseable para un espectáculo de esta envergadura.